De aquellos polvos…
Las informaciones sobre el virus de actualidad, sus posibilidades y maneras de transmisión son bastante confusas dado el desconocimiento imperante. La transmisión por aerosol es de esperar en un virus ‘respiratorio’, es decir, transmitido por partículas muy pequeñas capaces de mantenerse en el aire un cierto tiempo. Es aquí donde entra de lleno el tema de los rocódromos, con el polvo imperante por caídas en colchonetas y sobre todo por el sempiterno carbonato de magnesio, polvo utilizado por los escaladores, entre otros deportistas, para contrarrestar el sudor en las manos. Ya se ven montones de anuncios de ‘magnesio’ en líquido que prometen mayor seguridad. En esas estamos cuando un grupo de investigadores universitarios británicos apoyados por la Asociación de Rocódromos Británicos (ABC) –a no confundir con ese periódico que según broma antiquísima era el único ‘ave’ que pasaba por debajo de las puertas– publica un estudio experimental del que parece desprenderse que muestras del virus colocadas en los agarres plásticos manchados de polvo de “magnesio” de los muros de escalada, se desactivaban en un 99% en menos de una hora, mucho antes que las muestras en agarres limpios. Estudio todavía preliminar, a coger con pinzas y a no descuidar otras medidas como distanciamiento, etc. Como se entere Trump (compra todas las existencias, nos deja escalando con las manos sudorosas y mediomundo a tomar una cucharadita con el café mañanero