La séptima de Javi Urriza, una txapela de a diario
Un Endika atrevido y acertado lo exprimió al máximo, pero el oficio del delantero la valió para ganar 30-27.
En nuestra cultura, el siete, el séptimo día, siempre ha estado relacionado con el descanso, con la jornada en la que lucir las mejores galas. De hecho, muchos de nuestros mayores tenían txapelas de a diario y txapelas de domingo. Javi Urriza ya tiene en casa una txapela para cada día de la semana, pero la última, la séptima, poco tuvo de domingo, sino todo lo contrario, es una txapela trotona, de las de ir a trabajar a diario, de las de guardarse del frío y de la lluvia ahora que el verano es pasado.
Es más, en el día grande de Galarreta, el que brilló, el que dio lustre y el que se llevó las ovaciones más cerradas fue un Endika que ha comprobado que puede aspirar al máximo. El de Saldias arriesgó, hizo los tantos más espectaculares e incluso fue gran parte de la final por delante, pero Urriza supo sufrir, defendió, sudó, remontó malos momentos y supo cerrar una final espectacular a pesar de que también contó con errores.
Le costó a Urriza entrar en calor, la presión era toda suya y no era capa de soltarse. Todo lo contrario que un Endika suelto, valiente y acertado que, en un arranque poco peloteado, alimentó su sueño al adelantarse 0-5 y 4-9.
Reacciona el campeón
Un buen peloteo sirvió al campeón para entrar en calor y empató el partido enseguida, en el once iguales. Comenzaba un nuevo partido, pero sin que Urriza lograra despegarse de un Endika serio y valiente.
Los empates se sucedían casi de la misma manera que las faltas de saque de Urriza, hasta cinco, señal de que no terminaba de encontrarse cómodo en la cancha. Ni siquiera cuando el cansancio parecía pasar factura a Endika y logró adelantarse 26-21 tras acertar con el saque. Pero el de Saldias no dio su brazo a torcer, volvió a empatar el partido a 27, pero la experiencia y el saber estar de Urriza le permitieron hacerse con el título.