Alarma por territorios y toque de queda común
El toque de queda arrancó ayer a las 23.00 horas y las autonomías podrán adelantarlo una hora. Pedro Sánchez delega el mando único, pero quiere seis meses de estado de alarma.
Pedro Sánchez declaró ayer un estado de alarma solo blandito en apariencia. Activó la excepcionalidad, asumió el poder, y luego delegó casi toda esta autoridad a los presidentes de las Comunidades Autónomas. Así, Iñigo Urkullu y María Chivite ya no deberían encontrar trabas judiciales para restringir derechos en aras a contener la pandemia.
El estado de alarma llegó como un instrumento imprescindible para instaurar la nueva medida estrella, el toque de queda, que estuvo activo ayer desde las 23.00 horas hasta las 6.00 de esta mañana y que durará, por lo menos, 14 noches más. Pero aquí Sánchez se sigue guardando el poder. El toque de queda se ha impuesto en todo el Estado a la misma hora y los presidentes autonómicos únicamente pueden adelantarlo 60 minutos (cosa que ya ha hecho Catalunya) o atrasarlo hasta la medianoche, opción que ha tomado la Comunidad de Madrid.
Sánchez sí que cede la capacidad de las autonomías para autoconfinarse. No está claro que para esta medida el estado de alarma sea necesario. Nafarroa, por ejemplo, se encerró por completo sin necesidad de excepcionalidad alguna. Eso sí, el decreto especifica la autoridad de los presidentes autonómicos para ordenar cerramientos perimetrales de provincias o municipios, cosa que también había generado algo de litigiosidad.
Hay una tercera restricción importante que los dirigentes autonómicos podrán adoptar y para la que antes no tenían capacidad: la limitación de las reuniones a seis personas tanto en la calle como dentro de propiedades privadas, como los domicilios. La única excepción será para los convivientes.
El estado de alarma tiene validez por 15 días, luego hay que pasar por el Congreso. Sánchez sorprendió diciendo que quiere una prórroga de seis meses, hasta el 9 de mayo. El presidente fijó esa fecha asegurando que para entonces la vacuna ya habrá tenido efecto y que puede incluso «erradicar» el virus, una afirmación que resulta más que cuestionable.
No es un pasito, es un salto
Sánchez vendió el estado de alarma como el paso necesario para seguir implementando medidas de contención de forma progresiva. Se limitó a explicar que los poderes ordinarios de los presidentes autonómicos ya no bastaban para restringir con la suficiente contundencia la interacción social. Así, prohibir la movilidad desde las 23.00 horas no parece un salto al vacío, sino tan solo un pasito. De ahí que, después de dirigirse a la ciudadanía, Sánchez levantara el teléfono para hablar con Pablo Casado y tratar de convencerle para que vote en el Congreso a favor de la prórroga de los seis meses.
Sin embargo, el estado de alarma de pasito no tiene nada. La declaración de ayer contiene la llave del confinamiento domiciliario. Solo basta con ampliar la franja horaria en que los ciudadanos no pueden salir de sus casas. Ya durante las preguntas, Sánchez adelantó que el horario de toque de queda podría irse «modulando», en función de cómo avance la epidemia. Y eso, claro, lo decidirá él.
De este modo, Sánchez cede el timón a los presidentes autonómicos pero se guarda para sí la potestad de confinar (solo transfiere esa capacidad de mover una hora el inicio y el final del toque de queda). Y quiere retener esta potestad por seis meses con la única rendición de cuentas del ministro de Sanidad, Salvador Illa, de forma quincenal en el Congreso.
Sería demasiado ingenuo pensar que, para estos seis meses que quiere mantener en vigor el estado de alarma, La Moncloa no tenga contemplada la posibilidad de verse forzada a confinamientos más estrictos como los de primavera. Más, si cabe, cuando el objetivo que ha anunciado el presidente español es rebajar la incidencia hasta los niveles que se marcaron en la cumbre interterritorial.
Sánchez volvió a recordar cuáles son los cuatro umbrales de riesgo, alcanzándose la situación «extrema» a partir de los 250 contagios en 14 días por cada 100.000 habitantes. Esto supone que prácticamente todo el Estado ya se encuentra en el estadío más alto y, de hecho, Nafarroa cuadruplica ya esta tasa.
De ahí que, más que un avance, el establecimiento de estas franjas de riesgo supone la constatación de que se ha ido sistemáticamente tarde a la hora de implementar medidas y organizar la gestión de la pandemia. Unos umbrales así hubieran tenido sentido hace meses, no ahora. Teniendo en cuenta que el nivel más bajo es para cifras inferiores a 25 contagios en 14 días por 100.000 habitantes, hubiera sido coherente presentar esto en junio, no más tarde.
La evidencia de que un toque de queda desde las 23.00 horas no bastará para llevar al virus hasta niveles aceptables según los propios criterios fijados por el Estado quedó en evidencia durante el turno de preguntas, cuando se le apeló directamente sobre el escenario que prevé el Gobierno para las navidades y Sánchez se escabulló para no dar una respuesta directa.
Los cálculos que se ha hecho Sánchez es que, cediendo el control de las autonomías podrá contar con el apoyo de PNV y los independentistas catalanes. Ciudadanos ya le habría avanzado su voto favorable y EH Bildu se ha comportado con coherencia en ocasiones anteriores, apostando por medidas decididas para atajar la epidemia.
Ahora lo que falta es que Urkullu y Chivite ejerciten sus nuevos poderes y concreten las medidas. En la CAV se reunirá hoy mismo el LABI para valorar la evolución de la epidemia. Lo esperable es que las reuniones en la calle de más de seis personas se prohíban, ya que Urkullu lo intentó antes sin éxito.
En Nafarroa es plausible que se opte por reducir a menos de seis las reuniones en domicilios. Chivite intentó prohibir reuniones de no convivientes en viviendas la semana pasada y anoche avanzó que se reuniría hoy y que el estado de alarma le iba a ser «útil».
Nafarroa ya roza los 700 casos y la CAV consolida su empeoramiento
Cuando la incidencia acumulada alcanza niveles tan altos como los de Nafarroa o los de Gipuzkoa, los dientes de sierra de los datos diarios se hacen cada vez más acusados. Ayer, los datos de Nafarroa empeoraron en 201 infectados de un día para otro, desde los 497 a los 698. Hubo además dos muertes (un hombre y una mujer de 74 años) y tres nuevos ingresos en UCI, colocándose el territorio a tan solo un paciente para alcanzar ese 35% ocupación de plazas de cuidados intensivos que se fijó como límite para confinar una ciudad. El resto de parámetros, incidencia acumulada y porcentaje de pruebas positivas ya los cumple holgadamente. De hecho, ayer registró 20,9% de positividad (más que nunca), tras realizar 3.332 pruebas PCR.
El empeoramiento repentino de las cifras navarras hicieron que sobrepasara de nuevo a Gipuzkoa en incidencia diaria. Este territorio notificó 459 nuevos positivos (cayendo desde los 620 del día previo). Bizkaia se mantuvo plana, con 443 nuevos contagios (nueve menos). Y Araba cayó de los 136 a los 99, volviendo a sus cifras habituales. En conjunto, hubo 200 contagios menos que la previa, pero no se puede obviar que también se hicieron más de 2000 PCR menos. El número de pacientes ingresados en UCI se elevó hasta los 71, tres más que la víspera. GARA