Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Por donde cabalga la pobreza

Cómo será el futuro a partir de ahora es la pregunta más perturbadora de todas las que se nos vienen a la cabeza con el tema del covid-19. El sábado escuché a un economista decir que si la vacuna funciona, cuando termine la pandemia, el ambiente de cautela, miedo, ansiedad, alarma, incomunicación o soledad se irá como se va una mala pesadilla, dejando el amargo regusto de no entender por qué sucedió. Incluso de la muerte, del «índice de mortalidad», como se dice ahora, sólo quedará el dolor de aquellos que lo sufrieron. Sin embargo, la peor herencia del coronavirus se llama desigualdad y se quedará por mucho tiempo, quizás durante lustros. La verdad es que la desigualdad, la «gran divergencia» que anunció Paul Krugman, se inició antes de que el covid-19 apareciera en nuestras vidas. Ahora sólo se ha vuelto más estructural, más aceptada y «normal». Miren... en Gasteiz, noviembre se cerró con 21.970 personas en paro. La empresa insignia de la ciudad, Mercedes, acaba de anunciar el despido de quinientos trabajadores y un 15% más en la industria auxiliar. La aeronáutica Aernova, despedirá a cien, Alestis a 55 y Tubacex ha confirmado el despido de 150. Si a todo esto sumamos el desempleo que puede generarse en los servicios y en la hostelería, los datos se disparan y con ellos esa desigualdad social por donde cabalga la pobreza y el lado más invisible de la ciudad.