Agustin GOIKOETXEA
BILBO

Dimiten los gerentes de Santa Marina y Basurto al haberse vacunado cuando no les correspondía

Los directores de los hospitales bilbainos de Basurto y Santa Marina, Eduardo Maiz y José Luis Sabas, respectivamente, han dejado sus cargos después de haberse desvelado que se han vacunado contra la covid-19 incumpliendo los criterios establecidos por Osakidetza.

En el caso de Maiz ha sido cesado, según ha transcendido, mientras Sabas dimitió del cargo. El primero se inoculó el sábado pasado en el hospital de Gurutzeta, después de que dos días antes hubiese mantenido una reunión con la representación sindical de Basurto para aportar los detalles del protocolo que se va a seguir para la vacunación del personal, fijando las prioridades hacia los profesionales con mayor riesgo de contagio. Por tanto, el gerente conocía de primera mano las directrices que luego incumplió.

José Luis Sabas, por su parte, no ocultó su vacunación ni a la plantilla de Santa Marina, pues se sumó como uno más a los y las trabajadoras del hospital que se vacunaron el martes pasado, lo que sorprendió a más de uno.

Tanto Sabas como Maiz son personas muy conocidas por su dilatada carrera en la administración pública, ligada siempre al PNV, partido por el que fueron concejales en el Ayuntamiento de Bilbo antes de ocupar la dirección de ambos centros.

Pese a la gravedad de lo ocurrido, la consejera de Salud no quiso censurar públicamente a Sabas y Maiz, y se limitó a declarar que los protocolos sobre quiénes son las personas destinatarias de las vacunas son «claros y estrictos» y que deben «respetarse siempre y sin excusa». Durante la comparecencia semanal en el Parlamento para dar cuenta de la evolución de la pandemia, Gotzone Sagardui señaló que después de conocer informaciones relativas a posibles incumplimientos de estos protocolos, ayer mismo se inició una investigación interna, que concluyó con una renuncia y un cese sobre la mesa, que serían, en concreto, las de Eduardo Maiz y José Luis Sabas.

Más casos en Basurto

Esa fue la única mención a un asunto que lógicamente causó un enorme revuelo, y al que además hay que sumar el hecho de que según fuentes del sindicato ELA, en el caso de Basurto, Maiz no es el único integrante del equipo directivo del hospital que se habría valido de su posición para acceder a la vacuna. Citan, por ejemplo, que los anestesistas advirtieron el martes de cierto «trato de favor» hacia miembros de las jefaturas.

Tras conocerse lo ocurrido, Maiz remitió unas palabras de despedida a la plantilla, lo que sorprendió sabiendo cómo se vacunó. En concreto, señala que ha sido un tiempo «profesionalmente duro» como consecuencia de la pandemia, añade que esta crisis sanitaria ha sacado de todos «lo mejor» del saber profesional y señala que, si en algo se ha equivocado, pide perdón.

Lo cierto es que lo ocurrido parece algo más que una equivocación. Así lo cree también ELA y LAB, que hicieron sendas valoraciones sobre lo ocurrido. ELA consideró «inadmisible» que existan jefaturas «que se aprovechen de su posición para recibir una vacuna que, según los criterios de prioridad, no les toca recibir» y exigió al Departamento de Salud de Lakua que investigue lo sucedido y garantice «el estricto cumplimiento de los criterios sanitarios y de prioridad en la vacunación».

LAB, por su parte, critió «el doble discurso, la propaganda barata y la impunidad con la que pueden actuar sus jefaturas». «Los mismos gerentes que han criticado ferozmente las movilizaciones de la plantilla de Osakidetza y la han acusado de poco responsable por defender sus derechos en medio de la pandemia COVID, nos muestran su verdadera cara como verdaderos señoritos de cortijo o ‘jauntxos’, saltándose en beneficio propio todos los protocolos», apostilla en la nota.

En este sentido, ese sindicato demanda «ir más allá de las dimisiones». «Exigimos –explica LAB– una investigación imparcial que aclare cómo han ocurrido los hechos, que depure todo tipo de responsabilidades y que aclare si esta práctica se ha producido en otras OSIs y se han vacunado personas que no tenían que hacerlo, valiéndose de su poder o su cargo».

Dos jeltzales que hicieron carrera con su amigo Iñaki Azkuna

Eduardo Maiz y José Luis Sabas llevan más de tres décadas ocupando cargos políticos en su condición de militantes del PNV y sus carreras profesionales brillaron algo más gracias a la amistad y cercanía que tuvieron con el exconsejero de Sanidad y exalcalde de Bilbo Iñaki Azkuna.

Maiz es licenciado en Medicina y Cirugía, en la especialidad de Medicina Interna y, fue desde enero de 1990 hasta junio de 2003 gerente de los hospitales de Basurto y Donostia. Persona cercana al hasta entonces consejero de Sanidad, Iñaki Azkuna, dio el salto como concejal jeltzale al Consistorio bilbaino hasta junio de 2015.

Del Ayuntamiento –donde se encargó de las carteras de Seguridad Ciudadana, Acción Social y Urbanismo– pasó a dirigir la OSI de Debabarrena hasta que, en junio de 2017 retornó a Basurto.

Por su parte, tras ser el máximo responsable de Euskal Trenbide Sarea (ETS), Sabas, amigo personal de Azkuna, ha acabado dirigiendo Santa Marina, donde se ha detectado un alto nivel de contagio entre la plantilla, con índices que han llegado al 25%, según ha denunciado el sindicato ELA.

No debe pasar desapercibido que esa OSI está especializada en la atención a pacientes mayores con patologías crónicas y cuidados paliativos, con cerca de 200 camas, en la que trabajan 350 profesionales.

En abril de 2020, en pleno despegue de la pandemia, se enfrentó a varias sanitarias que reivindicaban que se les hiciera un test y se les entregaran EPIs.A.G.