Amaia EREÑAGA
BILBO

Koldo Campos o las andanzas de un autor vasco-dominicano

«Teatro» (Galipote), de Koldo Campos Sagaseta, se puede leer como una compilación de textos escritos para teatro o como lo que es en realidad: una inmersión en la trayectoria vital de un dramaturgo comprometido, habitante de una cultura viva, reivindicativa y caribeña.

Dice Eva en “¡Hágase la mujer!”, ante el panorama que se le ofrece en el paraíso creado para el hombre: «Queridos hermanos, queridas hermanas, la verdad es que no tengo muy claro a dónde ir, pero sí sé con certeza dónde no quiero estar. En alguna parte sé que voy a encontrar un lugar en el que se me respete, en el que se me trate de igual a igual, donde no tenga que pedir permiso para ser y soñar, un lugar donde nadie decepcione a nadie. No sé dónde, tal vez en el infierno, pero voy a encontrar ese lugar o voy a hacerlo».

Datada en 1986, esta farsa en un acto no puede resultar más actual. Ni más feminista, aunque el autor sea un hombre. Al leerla se ve que tampoco ha perdido vigencia desde su estreno un año después en la Casa del Teatro de Santo Domingo. No es de extrañar que, desde entonces, se haya representado en infinidad de lugares de América, desde Argentina hasta Estados Unidos, pasando, claro está, por la República Dominicana... y también Euskal Herria. Traducida al euskara por José Luis Otamendi y bajo la dirección del propio autor, “Izan bedi emakumea!” también fue representada años atrás por la compañía amateur Koldarrak en algunos pueblos de Euskal Herria, incluyendo las Topaketak de Azpeitia.

“¡Hágase la mujer!” es uno de los textos que recoge “Teatro”, libro publicado en 2020 por la editorial Galipote, ubicada en Santo Domingo (República Dominicana), y que recopila las obras escritas para el teatro por el vasco-dominicano Koldo Campos, un periodista, articulista –es una de las voces habituales de las páginas de opinión de GARA–, dramaturgo e internacionalista que, como lo definió Roge Blasco en uno de los programas de“Levando anclas”, es «uno de esos vascos que se fue a participar en la revolución sandinista en los años 80 y se quedó en América Latina».

Hace ya algunos años que Koldo Campos volvió a Euskal Herria, a Azkoitia, donde reside actualmente, y donde tuvo dos hijas más: Itxaso y Haizea, aunque no ha roto el vínculo con la isla; de hecho, sigue manteniendo la ciudadanía dominicana.

Sátira y lucha

«Comencé siendo vasco –explica–, pero pronto fui también dominicano y, como insistí en seguir naciendo, ocurrió que también soy cubano, sandinista, saharaui, palestino, indio, negro, mujer…». El primer encuentro de este iruindarra con la República Dominicana fue en 1980, al incorporarse, estando en Nicaragua, a una brigada dominicana que participó en la Campaña Nacional de Alfabetización. Con una de aquellas brigadistas viajó a la isla caribeña y tuvo a su hija mayor –Irene, quien prologa precisamente “Teatro”–. Y, entre tanto ir y venir, escribió, viajó, escribió... y vivió intensamente. Como apunta en su aportación a “Teatro” el Premio Nacional de Literatura 2020 de la República Dominicana, el escritor Juan José Jiménez Sabater (usa el seudónimo León David), en Campos, «como buen satírico, tras la bufonada de inocua apariencia se agazapa la crítica, crítica social, moral, religiosa, pero crítica que obra a modo de despertador y pone a pensar».

Tres de las obras van acompañadas por una reseña en la que se cuenta la “intrahistoria” de estos montajes, con anécdotas hilarantes, surrealistas y trágicas que nos permiten acercarnos a la cultura revolucionaria latinoamericana tal y como la ha vivido este autor, quien, siendo maestro de escuela, también ejerció allí de corrector y columnista de prensa –la portada, de hecho, es una caricatura de José Mercader, caricaturista del periódico “El Caribe”–, dramaturgo y actor. “Gracias” a su pluma, se metió en la piel de Dios o Cristóbal Colón (“La verdadera historia del descubrí… miento de América”). Actualmente, además de escribir en GARA, también colabora con “Desacato.info”, un periódico brasileño.

Le queda pendiente resolver una “contradicción”: ¿Cómo hacernos con “Teatro”? O lo compramos en República Dominicana o en Amazon. De contradicciones está repleta la vida.