Pepe Rei, periodista destapador de cloacas, fontanerías y otros abusos
Pepe Rei falleció ayer a los 73 años, después de una larga convalecencia por el accidente de tráfico que sufrió en 2002. Lega su trabajo como periodista de investigación en «Egin» y otros medios en los que desveló, entre otras corruptelas, el papel de las cloacas del Estado y de la fontanería que medró en torno a los poderes autonómicos.
¿Les suena el escándalo de las tragaperras? ¿Han oído hablar de la fontanería cercana a “El Jesuita” que medró en torno al Gobierno de Lakua? ¿Saben algo de las relaciones de Intxaurrondo con el narcotráfico? ¿Conocen casos de corruptelas en el seno de la Ertzaintza? ¿Puede haber relación entre tramas de prostitución y las distintas policías actuantes en Euskal Herria? ¿Saben de libros que pusieran en cuestión la ejemplaridad del Emérito cuando todos callaban?
Si conocen de ello, probablemente en buena parte se lo tengan que agradecer al periodista Pepe Rei, que al frente de distintos equipos, fue dando cuenta de estos escándalos en “Egin” y otros medios, y también en sus libros. Por ello concitó el cariño y la admiración de muchas personas, dentro y fuera de Euskal Herria, y el odio y la persecución de los destapados, también dentro y fuera de Euskal Herria, hasta pagar su trabajo con la cárcel.
Grave accidente en 2002
Aunque gallego de nacimiento y muy orgulloso de serlo, Pepe Rei (Cenlle, Ourense, 13 de abril de 1947) encontró en Euskal Herria su acomodo natural, en lo político y en lo profesional. Aprendió euskara. Un accidente de coche en agosto de 2002 cerca de Donostia le dejó postrado e incapacitado para la labor periodística, aunque en ocasiones puntuales hizo alguna aparición pública como cuando en setiembre de 2013 los trabajadores de “Egin” recibieron el reconocimiento de la Diputación de Gipuzkoa o cuando en 2019 llevó el testigo de Korrika.
Falleció casi dos décadas después, ayer al mediodía, también en la capital guipuzcoana. La familia confirmó a NAIZ que en los últimos tiempos se habían hecho más presentes aún las secuelas del accidente, aunque no se esperaba un desenlace tan rápido.
Trayectoria intensa y variada
La labor de Pepe Rei se había iniciado en diversos medios como “Interviú” y se prolongaría luego en “Ardi Beltza”, publicación cerrada por orden judicial al igual que antes “Egin”. Antes que eso, a su llegada a Euskal Herria participó en el intento fallido de “La Voz de Euskadi”, proyecto impulsado por los antiguos trabajadores de “La Voz de España” y de “Unidad” de Donostia en 1983, tras el cierre tres años antes de estos diarios. Pepe Rei fue su director, aunque el proyecto no cuajó.
En la segunda mitad de esa misma década, Rei entró a formar parte de la redacción de “Egin”, en un momento de ampliación del proyecto. Se hizo inicialmente cargo de la sección de Kirolak, cuya oferta informativa amplió notablemente.
Al poco tiempo comenzó de nuevo a hacer trabajos de investigación, que llevaron después a la creación en aquel diario de un equipo de investigación formalmente constituido, cuya labor se prolongó hasta el cierre del periódico en 1998.
Pepe Rei participó activamente en la gran reforma abordada por “Egin” en 1992, con Jabier Salutregi como nuevo director. Un rediseño total del periódico y la inclusión del color fueron dos de los aspectos más visibles, aunque la gran revolución se produjo en la redacción con un fortalecimiento de las diferentes áreas y su funcionamiento.
Marcado personalmente por los graves problemas que acarreaban lacras como el tráfico de drogas o la corrupción, Pepe Rei era un profesional incansable y apasionado, que suscitaba el cariño y la admiración de sus colaboradores.
Condenas y encarcelamientos
Fue también esa implicación profesional la que le colocó desde los 80 hasta entrado el siglo XXI en la diana de los poderes españoles y también vascongados, con constantes detenciones y querellas por su labor. La primera embestida fue el registro de su despacho en la sede de ‘Egin’ en Hernani en 1994, liderado por el entonces consejero de Interior Juan María Atutxa.
Pepe Rei acabó encarcelado –y luego absuelto– acusado de «colaboración con banda armada». Atutxa declaró que «los demócratas siempre nos alegramos de poner a disposición judicial a un presunto delincuente, en este caso a Jose Benigno Rei».
También estuvo en el punto de mira del general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, que había visto aireadas públicamente muchas de las vergüenzas que pretendían esconder dentro de los muros del cuartel de Intxaurrondo.
Su denuncia de lo que ocurría allí dentro durante los años 80 y 90 fue incesante, desde las páginas de “Egin”, incidiendo en las actividades delictivas que generaba más allá de la tortura. Eran los tiempos del Informe Navajas, elaborado por el entonces fiscal jefe de Gipuzkoa señalando los nexos con el narcotráfico, y que fue inmediatamente sepultado. Las detenciones de Rei llegaron a noticia principal de portada en “Abc”.
Además de en periódicos y revistas, fue autor de numerosos libros, algunos de los últimos en colaboración con su compañera del equipo de investigación de Egin Edurne San Martin. Por el libro “La Red Galindo”, el periodista y la editorial Txalaparta fueron condenados en 2000 a pagar solidariamente cinco millones de pesetas al general por lo que se consideró una intromisión ilegítima en su derecho al honor, según sentencia firme del Tribunal Supremo.
En ningún caso la cárcel o la amenaza de ella amedrentaron a Rei. De hecho, a la salida de uno de sus periodos en prisión, insistía en que entre rejas había conocido a mucha gente con más dignidad y calidad personal que con la que se encontraba en la calle.
La noticia de su muerte ayer levantó una oleada de mensajes laudatorios hacia su persona y su trabajo profesional en redes sociales y otros medios. El accidente de 2002 lo apartó de la actividad periodística y de la vida pública, pero no han hecho olvidar ni su labor en ‘‘Egin’’, ‘‘Ardi Beltza’’ y otros medios, ni su ejemplo personal.
En principio está previsto que su última despedida se lleve a cabo en la intimidad de sus familiares y de las personas más allegadas.