Fede de los Ríos
JO PUNTUA

Tres hojitas, madre

Se compran voluntades y ya no hay ni que practicar el disimulo. Horas antes los tres firmaban la moción de censura contra el PP por sus prácticas corruptas; horas después se desdecían pasando a ocupar consejerías del corrompido gobierno murciano. Pasen y vean, señoras y señores, el más difícil todavía. ¿Y…? No pasa nada. En lo que algunos llaman España el espectáculo de la representación política ni siquiera es necesario como forma de dominación de los amos. Aquí la forma de «democracia plena» es cuestión de cojones o de jeta o bien de una combinación de ambas porque el pleno fondo de esta democracia lo ocupan los de siempre, los amos del Capital que disponen de los medios de propaganda y la Guardia Civil. ¿Los electores? una mezcla de necedad y candidez, con un poquito más de lo primero.

«Ciudadanos ha venido a combatir la corrupción y el bipartidismo» y sobre todo a defender España de rojo-separatistas. Y esta suerte de neojoseantonianos liberales obtuvieron el beneplácito y la financiación de los del Ibex como refuerzo del PP y contrapeso a la aparición de Podemos. Llegó a tener 57 escaños en Madrid y a ser el partido más votado en las elecciones catalanas gracias a los votos de una buena parte de la población. Era el partido de la gente guapa (vale que Girauta no), dinámicos, sonrientes y elegantes pero modernos, con un discurso firme sin argumento alguno, de ideas-fuerza lo llaman los «creativos» esa nueva subespecie a sueldo de los políticos que lo estructura. Todo narciso tenía cabida en el Partido mientras pudiera sacarle partido. El interés propio de un liberal siempre, curiosamente, coincide con el interés general. Son defensores del Estado del Bienestoy.

La maniobra del PSOE para hacerse con un socio más amable para gobernar cara al Capital, de momento, parece frustrada. Arrimándose al gobierno de Sánchez, Arrimadas, lejos de frenar la debacle y sin quererlo ha propiciado la desbandada. Ay Inés, Inés, Inesita, Inés. Ciudadanos parece estar ya amortizado.

¿Qué pensarán los que les votaron? Nada.