EDITORIALA
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Y el LABI técnico, ¿qué piensa de semejante despropósito?

Tratar a la ciudadanía como si fuese menor de edad es muy arriesgado. Un Gobierno que se empeña en actuar así puede provocar diversos daños. En un sentido, puede rebajar el nivel del debate público y la exigencia social, promoviendo la estupidez, el egoísmo y la decadencia. O puede empujar a la gente a la desesperación y, antes o después, a que se asquee o se rebele. El crecimiento de la polarización y la apatía están garantizados. Si esto ocurre en medio de una pandemia y se renuncia a asumir las responsabilidades que conlleva gobernar; si se convalida el individualismo y se promueve el enfrentamiento entre sectores sociales y económicos, el resultado será nefasto por definición.

Es evidente que el Gobierno de Lakua está superado por la gestión de la pandemia. Da bandazos, se empecina en errores obvios y no es capaz de defender sus decisiones de forma coherente. Un año después, la culpa siempre es del resto y del fatalismo.

Sin embargo, nadie se explica por qué no ha sido capaz de vacunar más rápido y con más criterio. Gestionar en la abundancia o en la escasez no es lo mismo. Guardar vacunas por encima de la media fue un error. La crisis de AstraZeneca y el repunte de casos les ha pillado con un amplio sector de la población muy vulnerable al coronavirus relegado, sin fecha ni vacuna para ser inmunizado. Para colmo, se adelantó a la Policía como grupo de riesgo, para que luego un 13% de ertzainas se negara a vacunarse, sin saber muy bien si es por negacionismo o porque desean otra vacuna. Ejemplares no han sido, sin duda.

Medidas urgentes que se dilatan diez días

El último episodio de esta serie de despropósitos es el retraso en la ejecución de las medidas para frenar el nuevo envite del covid-19 hasta después de las vacaciones de Semana Santa. La fórmula para demorar las medidas: no actualizar el listado de los lugares que superen la incidencia de 400 casos desde ayer hasta el lunes 6 de abril. Las reservas de vacaciones harán las funciones de salvoconducto. ¿Piensan que la gente no sabe sumar con los dedos? Es una tomadura de pelo en toda regla.

Estas medidas llegan tres semanas después de la última desescalada. Entonces Iñigo Urkullu dijo que se trataba de salvar vidas, no la Semana Santa. Debe pensar que la gente se ha olvidado. O que le da igual. Puede que hayan logrado ambas cosas. Si no, van de camino.

Las restricciones responden a la urgencia de este nuevo repunte, que parece descontrolado. Las tasas de contagio se duplican en pocos días y la incidencia se dispara. La cepa británica es hegemónica y algunas de las hipótesis sobre su capacidad de contagio se están demostrando. Según informaba la consejera de Salud navarra, Santos Indurain, si alguna persona coge el virus todas con las que convive acaban contagiadas, y la expansión en centros educativos es mayor. Que en la CAV las vacaciones escolares hayan comenzado es una ventaja, mientras que los días pendientes en Nafarroa obligan a ser muy estrictos con las medidas de prevención.

El Gobierno de Nafarroa está siendo más congruente, asertivo y eficaz. Cerrar los interiores de la hostelería en este momento es muy impopular. Sin duda, debería ir acompañado de ayudas y otras medidas para posibilitar alternativas en una situación de excepción. Pero han dado explicaciones claras y las evidencias científicas sobre el contagio por aerosoles les respaldan.

El ejercicio de separar lo técnico de lo político

En contra de lo que sostiene la derecha a menudo, no existe una gestión técnica pura de la vida sociopolítica, ajena a la ideología, a los recursos, a los equilibrios de poder, a la cultura política de una sociedad. Eso es una cosa, y otra es gestionar contra el conocimiento tecnocientífico acumulado y las evidencias. Saber a ciencia cierta que lo que se ha decidido es una mala opción.

Las personas que son expertas en un tema sufren con algunas decisiones de los políticos. Jonan Fernández ejerce de jefe del Comité Técnico del LABI por designación del lehendakari, por compartir credo y como premio al converso. Le será leal hasta cuando lo deje en evidencia, como esta semana. Sin embargo, los tres epidemiólogos de la docena de personas que componen ese grupo técnico, los que saben de pandemias y salud pública, ¿qué opinan de estas vacaciones epidemiológicas? ¿Asumen que el virus descansará estos diez días? Ya sabemos quién manda, pero no si hay alguien que rige.