Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ
Sofía

UNA ABSTENCIÓN RÉCORD PLANEA SOBRE UNOS REñIDOS COMICIOS EN BULGARIA

Son las primeras elecciones parlamentarias que no se adelantan desde 2009, cuando ganó por primera vez Ciudadanos para el Desarrollo Europeo (GERB) de Bulgaria, el partido de Boyko Borissov. Esta vez, las principales fuerzas perderían apoyo y, reflejo de la indignación, emergería la formación del artista Slavi Trifonov. La prevista abstención récord favorecerá a Borissov.

Más de 6,5 millones de personas están llamadas hoy a las urnas para elegir a los 240 diputados del Parlamento de Bulgaria. Esta cita viene precedida no solo por la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, sino por las protestas multitudinarias que recorrieron las calles de Sofía en 2020. En el poder de forma casi ininterrumpida desde 2009 y cuestionado a causa de diferentes escándalos de corrupción, Boyko Borissov reformó el Gobierno y decidió esperar a que la sociedad decidiera en estas elecciones. Sin una oposición que entusiasme, el favorito, de nuevo, es Borissov.

Entre las decenas de partidos que concurren a las elecciones, algunos muestran una evidente orientación prorrusa o proeuropea, mientras otros están dirigidos por oligarcas y personas ansiosas de notoriedad. Sin embargo, según las encuestas, solo cinco tendrían asegurado superar el corte electoral del 4%: GERB, con un 28%; el Partido Socialista (PS), con un 23%; los indignados de Existe un Tipo de Gente (ITN), con un 13%; el representante de las minorías turca y gitana Movimiento por los Derechos y las Libertades (DPS), con un 12%, y los liberales de Da Bulgaria, con un 6%. La coalición de partidos de ultraderecha liderada por VMRO, actual aliado de Borissov, caería cinco puntos fruto de las divisiones internas y rondaría el 4%.

Como muestra del desgaste del bipartidismo búlgaro del siglo XXI, GERB y el PS perderían, cada uno de ellos, al menos cinco puntos de apoyo con respecto a 2017 y, de cumplirse los pronósticos, estarían obligados a hacer malabares para constituir un Gobierno estable. El hastío con la extendida corrupción lo canalizaría, principalmente, el impredecible artista Slavi Trifonov, líder de ITN, una formación que nació durante las protestas de 2020 contra el Ejecutiv. Ante esta perspectiva, sin descartar una «gran coalición» o incluso nuevas elecciones, el pragmático DPS y el ITN serían esenciales para formar Gobierno. Birol Köseömer, secretario del DPS en su bastión de Kardzhali, donde la comunidad turca suma más del 60%, asegura que «estamos abiertos a pactar con cualquier partido que no sea la ultraderecha».

Cuestiones clave, fuera del discurso

Estos comicios se celebran con el coronavirus golpeando con fuerza el país. El Ejecutivo, después de levantar las restricciones a bares y locales no esenciales se vio obligado, dos semanas más tarde, a desdecirse. Pese a ello, desde la segunda quincena de marzo se siente la campaña electoral en la calle.

En Sofía, jóvenes reparten propaganda política del PS. Van en pareja. Pavlin y Martin tienen 17 años. Martin estudió en un colegio privado y cursará Tecnologías de la Información. Si puede ser, en Países Bajos, donde tiene familiares. Pavlin estudiará Económicas. Es más reacio a huir a Europa occidental, aunque no lo descarta.

Los deseos de Pavlin y Martin son comunes entre los jóvenes, muchos de ellos reticentes a acudir a votar por la falta de alternativas. Lo que sorprende es el realismo con el que hablan: pese a repartir propaganda del PS, son capaces de criticar el sistema. Martin lo hace con estilo: «La situación no es buena ni en Bulgaria ni en los Balcanes. Los políticos han robado mucho dinero de Europa [de los fondos de la UE] que tendría que haber sido para los habitantes de los Balcanes. La gente aquí vive con 40 o 50 euros a la semana. No es justo». «Es muy difícil encontrar un buen trabajo: puedes tener un currículum perfecto, pero cuando no tienes un amigo en una posición alta, es muy difícil que te seleccionen», comenta Pavlin.

En Bulgaria, GERB muestra con orgullo el desarrollo que han experimentado las infraestructuras bajo su mandato y los buenos datos laborales: la tasa de desempleo es de un 5,5%. El problema, obvia GERB, es el salario: puede que sean 500 euros, 600 con suerte. Así no se puede prosperar. Además, en Bulgaria se favorece al rico, se olvida al jubilado y solo se beneficia a políticos y a oligarcas, que se unen para no discutir ni arreglar los problemas de la sociedad. «En el país con la tasa de impuestos sobre la renta más baja de la UE [un 10% fijo] y la mayor desigualdad de riqueza entre todos los Estados miembros, el debate sobre el sistema tributario es prácticamente ignorado por la gran mayoría de los principales actores políticos, incluidos los medios, analistas y comentaristas», apunta Bozhidar Kolov en un certero análisis publicado en la revista digital “Frontera D”.

La mayoría de la sociedad ya no confía en Borissov, pero tampoco encuentra soluciones en la oposición. Como resultado, la participación electoral se sitúa en torno al 55%. Y a menor número de votos, mayor beneficio para los partidos del sistema: PS, GERB y DPS. En esta encrucijada, la sociedad encara un exigente año electoral: hoy toca elegir un nuevo Parlamento y en otoño, sin respiro, tocará decantarse por un presidente.