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La polarización lleva al derechista Lasso a la Presidencia de Ecuador

La polarización del voto benefició al candidato de la derecha en Ecuador, Guillermo Lasso, que será el nuevo presidente de un país dividido y que gobernará con el contrapeso de un Congreso donde se encuentra en minoría. El candidato correísta, Andrés Arauz, señaló que el traspié electoral abre «una nueva etapa».

La derecha dio la sorpresa en las elecciones presidenciales de Ecuador con la victoria de su candidato, Guillermo Lasso, sobre el correísta Andrés Arauz, que había ganado en la primera vuelta el 7 de febrero por una diferencia de casi 13 puntos porcentuales.

El triunfo de Lasso, con el 52,5% frente al 47,50% de Arauz, rompe el giro a la izquierda en Latinoamérica experimentado en Argentina y Bolivia.

La división del voto indigenista que en la primera vuelta se había agrupado en torno a Yaku Pérez favoreció al candidato conservador y su alianza CREO-PSC, que, aunque logró pasar a la segunda ronda por un pequeño margen, en la segunda consiguió aglutinar al anticorreísmo bajo una derecha que llevaba años de capa caída.

El voto nulo que defendió Pérez alcanzó un 16,29%, porcentaje sin precedentes en el país.

Así, la polarización benefició a Lasso, exbanquero de 65 años, que consigue llegar a la Presidencia en su tercer intento. «Los ecuatorianos han optado por un nuevo rumbo, muy diferente al de los últimos catorce años en Ecuador», manifestó al declararse vencedor de las elecciones.

Andrés Arauz reconoció el triunfo de su rival y haber sufrido un traspié electoral. «Hoy ha llegado el momento de avanzar, tenemos que tender puentes y construir consensos. Este es un traspié electoral, pero de ninguna manera una derrota política ni moral», afirmó. «Hoy no es un final, es el comienzo de una nueva etapa de reconstrucción del poder popular», añadió.

Arauz insistió en que la plataforma Unión por la Esperanza (UNES) defenderá «políticas que acompañen y promuevan la justicia social, la dignidad, la educación y la salud pública».

Y añadió que estarán atentos «ante cualquier intento de usar al Estado para beneficio de unos pocos privilegiados. Estaremos, como siempre lo hemos hecho, defendiendo a las grandes mayorías, al pueblo digno».

De hecho, Lasso no tendrá una carta en blanco para gobernar los próximos cuatro años.

Tendrá, de entrada, un contrapeso en el Congreso, donde su formación, CREO, con una representación mínima, tendrá que negociar, y donde el movimiento de Arauz es la primera fuerza.

Lasso tendrá que negociar con varios sectores sociales y políticos, «porque de lo contrario va a tener desde la Asamblea y en las calles un enemigo que va a estar rondándole», señala Santiago Basabe, politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. El nuevo presidente llega a gobernar a un país dividido y seriamente golpeado por la crisis económica y sanitaria, que dejó más de 17.000 muertos en poco más de un año.

El exbanquero sucederá al impopular Lenín Moreno, que había ganado a Lasso en las anteriores elecciones pero que ya en el Ejecutivo se alineó con fuerzas conservadoras y se enzarzó en una feroz disputa con Rafael Correa apenas alcanzó el poder con su apoyo. Durante los diez años que ejerció el poder (2007-2017), Correa modernizó Ecuador con los recursos de la bonanza petrolera, pero sus críticos no le perdonaron que no diera tregua a los partidos tradicionales y se topó con la hostilidad de la prensa y de sectores del ambientalismo.

La derecha también recuperó el domingo posiciones en Bolivia, en la segunda vuelta de los comicios en cuatro departamentos, en los que ganaron partidos opositores.

Castillo, la opción de la izquierda en Perú

El líder sindical Pedro Castillo se aseguró el pase a la segunda vuelta de las presidenciales en Perú, al ser el candidato más votado, según los primeros resultados. Su rival será probablemente la hija del expresidente Alberto Fujimori, Keiko Fujimori, que aventajaba ligeramente a varios candidatos de derecha. Castillo plantea propuestas como una ley que regule los medios de comunicación o destinar un 10% del PIB a educación, cuando todo el presupuesto público actual del Gobierno apenas es el 14% del PIB. También cree necesario reestructurar el sistema de pensiones, nacionalizar el gas y una Asamblea Constituyente para sustituir la Constitución de 1993, surgida del autogolpe de Fujimori. Su formación, Perú Libre, marxista-mariateguista, se opone al enfoque de igualdad de género en la educación, así como a derechos sociales como el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo. El apoyo a Castillo ha sido abrumador en regiones andinas donde la mayoría de la población es rural y pobre como Huancavelica, Apurimac y Ayacucho, donde obtuvo más del 50% de los votos. Maestro de Primaria en la región de Cajamarca, ganó notoriedad en 2017, cuando lideró una gran huelga nacional de docentes. Su campaña fue en un inicio discreta, pero su popularidad se disparó en las últimas semanas.GARA