LA FUGA MÁS BAILADA DE LA HISTORIA LLEVA SU NOMBRE
Sarri, dos sílabas que han pasado de generación en generación. Piti y Sarri, Joseba Sarrionandia e Iñaki Pikabea, dieron tema con su fuga a una canción legendaria que ha trascendido más allá de Euskal Herria. GARA revivió así aquel episodio en su 20 aniversario.
Las fugas, por regla general, tienen un componente épico, romántico y de burla al orden establecido que las hace ser vistas con simpatía. Pocas evasiones habrán sido, sin embargo, tan festejadas en la historia como la de Joseba Sarrionandia e Iñaki Pikabea. Esta es solo la parte conocida públicamente de una historia que no ha sido escrita todavía.
El 7 de julio de 1985, al mediodía, cuando toda Euskal Herria fijaba su mirada en Iruñea, en plena ebullición en el día grande de los Sanfermines, dos presos vascos protagonizaban a no muchos kilómetros de allí una de las fugas más comentadas de la historia del país, y sin duda la más bailada.
Sucedió en Martutene, donde por aquel entonces se encontraban presos el vecino de Errenteria Iñaki Pikabea y el conocido escritor de Iurreta Joseba Sarrionandia. Ambos cumplían penas por ser militantes de ETA, y habían sido trasladados desde Herrera de la Mancha poco tiempo antes.
Aquella jornada, el cantante Imanol Larzabal –fallecido en 2004– ofreció un concierto en la cárcel y, cuando terminó el recital, dos de los oyentes decidieron que ellos también se iban con la música a otra parte.
Según cuentan las crónicas del día, los vehículos que acompañaban al artista traspasaron los muros de la prisión a las 12.15, pero hasta dos horas después, cuando se dispusieron a hacer el recuento de las 14.00, los funcionarios no se dieron cuenta de que tenían dos prisioneros menos que contar.
Sarri y Piti se encontraban ya muy lejos. Se habían escondido, encogiéndose hasta el infinito, en los bafles utilizados en el concierto, que habían sido debidamente preparados y acondicionados para este cometido.
El eco de la fuga corrió como la pólvora por toda Euskal Herria y la noticia tuvo un impacto indudable en toda la sociedad, y especialmente en las calles de Iruñea. En esto tuvo mucho que ver la trascendencia pública de Joseba Sarrionandia, que ya entonces era un escritor de renombre y un referente en la literatura vasca, pese a su juventud.
La respuesta policial tampoco tardó en llegar y se centró precisamente, y de forma destacada, en los ambientes literarios y culturales del país. Así, el propio Imanol fue detenido, y con él otras cinco personas, entre ellas el escritor y periodista Josu Landa.
Artistas y escritores
Landa trabajaba en el semanario ‘‘Argia’’ y en la revista literaria ‘‘Susa’’, era también colaborador de ‘‘Egin’’ y, a sus 24 años, tenía escritos cinco libros. Según explicaba a GARA en el 20 aniversario de la fuga, la detención se produjo al día siguiente de que se produjeran los hechos, cuando, mientras se encontraba trabajando en ‘‘Argia’’, le avisaron de que habían ido a buscarle a casa. Tras presentarse con un amigo en el Gobierno Civil, allí le informaron de que estaba detenido.
«Aquello sí que me marcó», explicaba al rememorarlo. «Aquel día me di cuenta de lo fácil que es llegar a sentir que no eres persona, y de que eso lo pueden lograr solo con la incomunicación, sin siquiera hacer uso de torturas físicas», agregaba.
Landa fue el único en ser encarcelado, y en protesta por este hecho se constituyó un comité formado por personalidades de la cultura vasca, que incluía al abogado José Mari Elosua, los escritores Joan Mari Torrealdai, Joxe Agustín Arrieta y José Luis Alvarez Enparantza «Txillardegi», el propio Imanol, el redactor jefe de “Egin” Luis Núñez o la compañera de Landa, Itziar Olaskoaga.
Este comité impulsó una recogida de firmas para exigir su libertad y entre quienes estamparon su rúbrica se encontraban el antropólogo Joxe Miel Barandiaran; escritores como Alfonso Sastre, Eva Forest, Bernardo Atxaga, Anjel Lertxundi y Xabier Mendiguren; músicos como Benito Lertxundi, Ruper Ordorika, Txomin Artola y Erramun Martikorena; y bertsolaris como Xabier Amuriza, Sebastián Lizaso y Jon Lopategi. También se sumaron políticos, representantes institucionales, medios de comunicación y agentes sociales, de Euskal Herria, Catalunya o el resto del Estado español. Para Landa, este apoyo fue decisivo para su excarcelación, diez días después. «Por supuesto, me sentí muy respaldado y protegido», explicaba a este diario; «la presión ejercida por ese comité fue decisiva para que saliera tan pronto, porque lo mío, en principio, iba para largo».
Aquellos días trascendió también que la Policía española buscaba a Mikel Albisu. Este donostiarra, compañero de Landa en “Susa’’, era también un escritor que ya despuntaba entre sus colegas y que escribía bajo el seudónimo de Antza. Había cosechado varios premios literarios, como el Ciudad de Irún de cuentos, que ganó en 1983, y participaba también en actividades teatrales.
A él le atribuyó la Policía la preparación y ejecución de la fuga, y tras aquella acción él mismo tuvo que pasar a la clandestinidad. En este 2021 ya está libre tras haber pasado quince años en prisiones francesas.
Mikel Albisu y Joseba Sarrionandia se conocían desde antes y tenían una evidente relación artística. Y es que Antza se encontraba dirigiendo la obra de teatro de Fernando Pessoa “O Marineiro”, una obra cuya traducción al euskara había realizado Sarri.
Durante estas décadas Sarrionandia ha seguido acudiendo puntual a su cita con sus lectores desde algún lugar del mundo. Iñaki Pikabea volvió a ser detenido y encarcelado. Albisu sigue escribiendo tras pasar también por prisión. Y Landa reconocía que lo que más cambió fue que «supe que desde entonces vería mucho menos a un gran amigo».