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CRISIS EN LA FRONTERA SUR DE EUROPA

Rabat cambia de estrategia, cierra la frontera y alivia la presión en Ceuta

El cambio de estrategia de Marruecos al volver a cerrar ayer la frontera sur de Europa e impedir el cruce irregular de migrantes, poniendo fin al chantaje al Estado español en plena crisis diplomática, alivió la presión en Ceuta, donde continuaron las devoluciones en caliente. Bruselas advirtió de que «Europa no se dejará intimidar por nadie».

Un goteo constante de personas migrantes siguió llegando ayer a Ceuta, aunque la presión disminuyó de forma importante después de que Marruecos pusiera fin al chantaje sobre el Estado español por su decisión de acoger para su hospitalización al presidente de la RASD y líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, y cerrara de nuevo la frontera del lado marroquí.

En los dos días previos habían llegado de forma irregular a la ciudad norteafricana 8.000 personas migrantes –unas 2.000 de ellas, menores de edad– de origen, sobre todo, marroquí y también subsahariano.

Desde el amanecer de ayer, los migrantes continuaban lanzándose al agua desde la costa marroquí para sortear a nado un espigón vallado que delimita la frontera, y acceder a suelo español, y por tanto, europeo. Pero apenas llegaban eran interceptados por soldados españoles y llevados a la fuerza a la frontera para ser devueltos en caliente.

La mayoría de ellos se encuentran de nuevo en Marruecos. Algunos regresaron de forma voluntaria después de que su euforia inicial por haber entrado en ese pequeño territorio europeo en África se desvaneciera tras dos días durmiendo al raso y comiendo lo que les regalaban los habitantes de la ciudad, pero otros –más de 6.000– fueron devueltos en caliente por las fuerzas militares y de seguridad españolas encargadas de custodiar la frontera, independientemente de su edad y pese a su derecho a la protección internacional.

Según datos oficiales, 1.500 menores están acogidos en una nave del polígono industrial del Tarajal, junto a la frontera.

El Gobierno español, que considera lo ocurrido como un asalto a la frontera y no una crisis migratoria, apreció ayer un cambio de actitud de Marruecos. Fuentes del Ejecutivo aseguraron que Rabat «está suavizando» su posición poco antes de que, según pudo comprobar Efe, la Policía marroquí se desplegara a lo largo de la valla que marca la frontera sur de Europa, sellara el paso fronterizo en Fnideq y frenara paso hacia Ceuta tras la pasividad mostrada lunes y martes.

Ante el chantaje marroquí, la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya, advirtió a Rabat que Madrid no cambiará su posición respecto al Sahara Occidental. «España se ha mantenido anclada firmemente en una solución política, una solución política que debe encontrarse en Naciones Unidas», señaló la ministra, que añadió que «esa posición no puede cambiar para España, porque España es un país respetuoso con la legalidad internacional».

Desde Rabat, en su página de Facebook, el titular marroquí de Derechos Humanos, Mustafá Ramid, rompió el silencio de su Ejecutivo respecto a esta crisis y acusó a Madrid de haber «privilegiado su relación con el Polisario y Argelia por encima de su relación con Marruecos». «España debe saber que el precio por desconsiderar a Marruecos se paga caro. Debe revisar su política, sus relaciones», advirtió.

«Ceuta es Europa»

La Unión Europea (UE), por su parte, elevó el tono hacia Marruecos al asegurar, en palabras de su vicepresidente, Margaritis Schinas, que «Europa no se dejará intimidar por nadie en el tema de la inmigración» ante la situación provocada por Rabat en la ciudad norteafricana.

«Ceuta es Europa, es una frontera europea y lo que está pasando allí no es un problema para Madrid, es un problema para todos», sostuvo. «Hemos visto ya en los últimos meses algunas tentativas de países terceros (…) de instrumentalizar la migración y eso no lo podemos permitir. Somos muy fuertes para ser víctimas de esas tácticas», insistió.

Schinas recordó que el bloque comunitario tiene un marco de colaboración con Marruecos «muy generoso» a cambio de «una cooperación franca y de confianza en todos los ámbitos, incluida la migración».

De hecho, Marruecos ha recibido cerca de 250 millones de euros de la UE en los últimos tres años para cooperación migratoria, es decir, para asegurar el control de las fronteras y desarticular las mafias. 90 de esos millones de ayudas directas provienen del Estado español, que el martes aprobó una ayuda de 30 millones de euros a Rabat para el despliegue policial contra la inmigración irregular.

 

«No puedo vivir sin ingresos», se lamenta un joven devuelto

Desesperado por la falta de futuro en su país, Osama, marroquí de 17 años, está dispuesto a aprovechar «la primera oportunidad» que se le presente para ir a Ceuta, donde pasó unas horas el martes como miles de sus compatriotas, antes de ser devuelto a Marruecos. «Vuelvo esta misma noche. Amo a mi país, pero no puedo vivir en él sin ingresos», suelta este joven sin escolarizar, poco después de pisar de nuevo territorio marroquí.

No se mueve de allí con la esperanza de que los controles vuelvan a relajarse para volver a Ceuta. No es el único. Junto a él hay muchos candidatos a la emigración que se precipitan a la frontera desde el lunes.

Camina hacia el centro de Fnideq junto a una multitud de personas de todas las edades devueltas en caliente desde Ceuta por las fuerzas de seguridad españolas.

Ante la miseria y la falta de futuro, muchos jóvenes marroquíes, algunos de ellos eufóricos, dicen estar dispuestos a cualquier cosa para intentar, o volver a intentar, entrar en el minúscula ciudad.

«La situación es insostenible», declara Badr, un joven peluquero de 26 años de Tetuán desempleado desde la crisis sanitaria. También le expulsaron el martes. Su único consuelo: «Fuimos bien recibidos por los habitantes de Ceuta».

Las desigualdades sociales son profundas en Marruecos y han aumentado desde el comienzo de la crisis sanitaria: la situación de los más pobres empeora y los más adinerados se enriquecen, según datos del Alto Comisionado de Planificación (HCP) y la ONG Transparencia Internacional.

Para algunos, la búsqueda desesperada de un futuro mejor pudo terminar mal. Sanae, de 31 años, quería cruzar a nado con su hija de 7 años. A pocos metros de Ceuta «mi hija casi se ahoga», cuenta esta viuda que perdió su empleo de limpiadora.

«Nunca imaginé que una madre pudiera lanzarse al mar», comenta Badr.GARA