Aunque las autoridades señalaban que el ya estaba controlado, ayer aún no se había extinguido el gran incendio que desencadenó el miércoles en una refinería de petróleo al sur de Teherán. El fuego se originó en uno de los gasoductos de la planta Shahid Tondgooyan sin que causara víctimas.

La refinería descartó de momento la posibilidad de un acto de sabotaje. El verano pasado se registraron una serie de incendios sospechosos en distintas instalaciones de Irán, incluidas algunas del sector energético, que se atribuyeron a sabotajes perpetrados por Israel.

El incendio se produjo un día después de que otro gran fuego se extendiera por el buque militar Jark, uno de los más grandes de la Armada iraní, en el golfo de Omán.

El buque se hundió, pero las 400 personas a bordo fueron rescatadas, entre ellas una veintena de heridos. El Ejército no precisó la causa del incendio ni hizo referencia a un posible sabotaje. En los últimos meses, varios barcos iraníes han sufrido daños en incidentes que las autoridades han denunciado como sabotajes de Israel.

Sin voto en la ONU

Por otra parte, Irán condenó ayer como «inaceptable e injustificada» la decisión de la ONU de privar al país de su derecho a voto en la Asamblea General debido al retraso en el pago de las cuotas, concretamente 16,2 millones de dólares. «El terrorismo económico de EEUU impide que Irán pague los alimentos, y mucho menos las cuotas de la ONU», denunció el ministro de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, que sugirió a Naciones Unidas que cubra esas cuotas con los 110 millones de dólares «robados en la reciente piratería».