El cardenal Reinhard Marx, expresidente de la Conferencia Episcopal Alemana, compareció ante la prensa en la capital bávara para informar de su renuncia al arzobispado de Munich y Frisinga por «corresponsabilidad» en «la catástrofe de los abusos sexuales» registrada en el seno del clero alemán.

Esta dimisión sigue a la decisión del papa Francisco de ordenar, la semana pasada, una investigación sobre la manera de tratar los casos de abusos sexuales de menores en la diócesis de Colonia, la mayor de Alemania, sacudida por un grave escándalo desde hace meses.

El cardenal Rainer-Maria Woelki, arzobispo de Colonia, y otros prelados serán investigados por «la posible comisión de faltas» tras haber sido acusados de haber encubierto durante mucho tiempo a dos sacerdotes de la comunidad religiosa de Dusseldorf sospechosos de cometer abusos sexuales.

En el correo de Reinhard Marx dirigido al papa con fecha del 21 de mayo, citado varias veces en un comunicado difundido también ayer, el cardenal estima que la Iglesia católica ha llegado a un «punto muerto».

«Es importante para mí compartir la responsabilidad de la catástrofe de los abusos sexuales perpetrados por responsables de la Iglesia en las últimas décadas», escribió al papa, constatando también un «fracaso institucional o sistémico» a la hora de tratar el escándalo que sacude al conjunto de la Iglesia.

«Algunos en el seno de la Iglesia no quieren aceptar esta responsabilidad ni, por tanto, la complicidad de la institución y se oponen a cualquier diálogo sobre la reforma y renovación en relación a la crisis de los abusos», prosigue el texto.

Durante la rueda de prensa, el arzobispo de Munich subrayó que «el propio papa quería que esta carta se hiciera pública».

Considerado como un liberal dentro de la institución católica, Marx forma parte de un restringido consejo de cardenales que asesora al papa sobre las reformas de la Curia Romana. Además, es el coordinador del Consejo de Asuntos Económicos del Vaticano, encargado de velar por la buena gestión financiera de la Santa Sede.

Arzobispo de Munich y Frisinga desde hace casi 14 años, hace un mes rechazó la más alta distinción alemana, la Cruz al Mérito de la República Federal, que oficialmente se otorga personas de especial significación para la sociedad en reconocimiento a su labor en pro del bien común.