Cientos de personas se manifestaron ayer en las calles de Ramallah, en la Cisjordania ocupada, para protestar por la muerte horas antes del activista opositor Nizar Banat, crítico con el presidente de la Autoridad Palestina (ANP), Mahmud Abbas, cuando estaba bajo custodia de las fuerzas de seguridad palestinas. Los manifestantes reclamaron la renuncia del presidente de la ANP.

La familia del fallecido denunció que Banat sufrió abusos físicos por parte de las fuerzas de seguridad de la ANP, lo que agravó aún más su ya deteriorado estado de salud.

El resto de las fuerzas de la oposición se han unido en la condena de la muerta de Banat, llegando incluso a calificarla de «asesinato», tal es el caso del líder del Bloque de Reforma Democrática, Ghassan Jadala, quien pidió «una respuesta nacional masiva del tamaño de todo es odio que la ANP tiene a sus oponentes».

Por su parte, el portavoz de Hamas, Sami Abu Zuhri, escribió en Twitter que la muerte de Banat es un «ajuste de cuentas» y parte de «la política sangrienta» de la ANP y señaló que el primer ministro de ese Gobierno, Mohamed Shtayyeh, «tiene la responsabilidad principal de el crimen».

No era la primera vez que Banat era detenido. En el pasado denunció a la ANP por violaciones graves contra los derechos humanos y por corrupción. Crítico con Abbas, planeaba presentarse a las elecciones parlamentarias que tenían que haberse celebrado en mayo y fueron aplazadas por el presidente de la ANP con el pretexto de que Israel no autorizó a votar a los residentes en Jerusalén Este pero, sobre todo, a la vista de que las encuestas eran favorables a Hamas.