GARA
JERUSALÉN

La engañosa evacuación de una colonia judía, reto para el Gobierno israelí

La evacuación de una colonia judía en Cisjordania, que pasa ahora a estar ocupada por el Ejército israelí, no supone un paso atrás en la ocupación pero sí un reto para el difícil equilibrio del nuevo Gobierno israelí, que ahora debe decidir si permite regresar a los colonos.

Los habitantes de la colonia judía de Eviatar, cerca de Naplusa, evacuaron ayer el lugar, en el marco de un acuerdo con el Gobierno israelí y tras una fuerte ola de protestas palestinas contra su construcción.

Pero esta evacuación, está lejos de suponer un paso atrás en la ocupación. Sus casas no serán destruidas, al contrario de lo que ocurre habitualmente con las de los palestinos expulsados de sus hogares. Los colonos se fueron para dejar paso al Ejército, que ocupará el lugar hasta que se defina su estatus según la legalidad israelí, en el territorio palestino ocupado desde 1967 por Israel.

Y se marcharon seguros de regresar, erigiendo una enorme estrella de David con la inscripción «Volveremos». Los libros de oraciones siguen en los estantes de la sinagoga improvisada.

Si el Ministerio falla a favor de los colonos, estos estarán autorizados a establecerse de forma duradera.

La situación de Eviatar ha supuesto un reto para el nuevo Ejecutivo israelí, liderado por el ultranacionalista religioso y exlíder de los colonos Naftali Bennett, pero compuesto también por partidos de centro, de izquierda y hasta un partido islamista, que apoyaban la opción de evacuar a sus residentes y demoler la colonia, pero que terminaron cediendo.

El asentamiento es tan ilegal como el resto de las instaladas en Cisjordania, pero esta, además, incumplía la propia normativa israelí.

Las protestas de palestinos residentes en la zona, principalmente de la localidad de Beita, comenzaron hace alrededor de un mes, coincidiendo con la rápida y repentina construcción de la colonia. Quema de neumáticos, ruido y fuegos artificiales intentaban que los ocupantes se fueran pero estos eran protegidos por las tropas israelíes que hasta el momento han matado a cinco manifestantes. Las protestas continuaron en la noche del jueves y ayer. Decenas resultaron heridos por las fuerzas israelíes, que utilizaron balas de acero recubiertas de caucho y bombas de estruendo.

«Los enfrentamientos y las protestas continuarán mientras los israelíes permanezcan en nuestras tierras», afirmó el alcalde de Beita.