GARA
JOHANNESBURGO

El despliegue militar no frena la oleada de violencia en Sudáfrica

El despliegue del Ejército como apoyo a una Policía desbordada no impidió que continuara la violencia en las calles de Sudáfrica, donde las protestas por el encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma han derivado en una ola de violencia en la que han muerto ya al menos 72 personas. La mayoría de las víctimas se han producido en las estampidas producidas en los saqueos y asaltos a centros comerciales que ayer aún continuaban.

A pesar del llamamiento a la calma de las autoridades y del despliegue de militares, miles de sudafricanos continuaban ayer participando en las protestas y saqueos que dejaban ya al menos 72 personas muertas. El despliegue de 2.500 soldados que ordenó el Gobierno como apoyo a la Policía, se mantendrá al menos hasta el 12 de octubre.

La violencia desatada en Sudáfrica por el encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma, que ha hecho estallar la ira en un contexto de pobreza y desigualdad, se extendió por la provincia de Kwazulu-Natal (KZN, Este), donde murieron al menos 26 personas y por el área urbana de Johannesburgo, donde fallecieron al menos otras 19.

Buena parte de estas víctimas murieron arrolladas en estampidas durante los saqueos que se produjeron en varios centros comerciales del país y que ayer continuaron.

En Soweto, adyacente a Johannesburgo, el lunes por la noche se hallaron los cuerpos de diez personas varias horas después de que una turba asaltara el centro comercial Ndofaya.

Las imágenes del saqueo mostraban grandes multitudes desordenadas, en las que la gente se apresuraba a recoger televisores gigantes, bicicletas, sillas de escritorio, pañales o latas... lo que fuera que se podían llevar.

También se hicieron con alimentos o artículos para revender, en un contexto económico degradado por las restricciones impuestas a finales de junio para limitar la extensión de la pandemia y que ha agudizado un malestar que ha acabado por estallar con las protestas por el encarcelamiento de Zuna.

Las fuerzas se seguridad intentaron dispersar a la multitud con balas de goma, lo que provocó el pánico en los aparcamientos de las zonas comerciales o en las calles de las principales ciudades afectadas.

«La Policía está desbordada», admitió el primer ministro de la provincia de KZN, Sihle Zikalala. El presidente, Cyril Ramaphosa, subrayó que esta oleada de violencia no tiene precedentes desde el fin del apartheid.

Hasta ayer, 757 personas habían sido arrestadas, la mayoría en Johannesburgo, indicó el ministro de Seguridad, Bheki Cele, que prometió que la situación «no se deteriorará más».

«Ningún descontento o circunstancias personales de nuestro pueblo dan el derecho a nadie a saquear, vandalizar y hacer lo que quieran e incumplir la ley», afirmó el ministro.

Pero los saqueos no mostraban indicios de amainar, especialmente en Soweto. Los canales locales de televisión mostraron multitudes asaltando una carnicería en el área de Diepkloof, donde los saqueadores vaciaron las cámaras frigoríficas y salieron corriendo, ignorados por un guardia de seguridad privado, abrumado e indefenso. La Policía no se presentó hasta tres horas después para arrestar a los últimos que quedaban en el lugar.

Los primeros incidentes en el país, con carreteras bloqueadas y camiones incendiados, estallaron el viernes, un día después de que Zuma, condenado por desacato a la Justicia, entrara en prisión. La opositora Alianza Democrática acusó ayer a sus hijos de instigar los actos violentos.