Belén Martínez
Analista social
AZKEN PUNTUA

«Damnatio memoriae»

Lo dijo una ateniense de la época de Pericles: «Lo contrario del olvido no es la memoria, sino la verdad».

El informe de 2014 de Pablo de Greiff, exrelator especial de Naciones Unidas para promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, hace hincapié en el rol de los archivos en el ejercicio del derecho a la verdad. De ellos dice Greiff: «juegan una función central en la promoción y realización del derecho a la verdad». Actualmente se tramitan dos proyectos de ley sobre memoria histórica y democrática. Una tiene como objeto regular las políticas públicas de memoria de Euskadi, la otra es de ámbito estatal. Llama la atención que ambas no presten a los archivos la atención que merecen, máxime cuando el franquismo instituyó un sistema de incautación documental en el que la documentación confiscada constituyó una fuente de información fundamental para organizar la represión.

«¿Existe posibilidad de que algún escrito suyo, poema o carta haya sido perdido o traspapelado involuntariamente o deliberadamente bajo el terror inacabable?», preguntaba la filósofa y ensayista María Zambrano, en una carta dirigida a Ramón Pérez Álvarez interesándose por los últimos días de Miguel Hernández, amigo de ambos.

Es necesario reivindicar el poder de los archivos frente al revisionismo imperante de los falsarios de la Historia. Olvidar es morir, borrar gradualmente las huellas de la verdad. En los ojos de las nietas nacerá su memoria.