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BEIRUT

Un año después de la explosión, Beirut sigue con las heridas abiertas

Al cumplirse un año de la explosión de Beirut, la mayoría de las viviendas que sufrieron daños estructurales están aún sin reconstruir, al igual que importantes elementos de la infraestructura pública que amenazan con provocar una crisis de desechos sólidos si no son rehabilitados. La mayoría de las familias afectadas requiere ayuda humanitaria.

El 4 de agosto de 2020, cientos de toneladas de nitrato de amonio almacenados durante seis años sin custodiar en el puerto de la capital libanesa se incendiaron y poco después explotaron, causando más de 200 muertos, 6.500 heridos, 300.000 desplazados y una gran destrucción en la ciudad. Unos 9.700 edificios quedaron dañados o destruidos, según estimaciones de la ONU.

Ya se han rehabilitado casi todas las viviendas con daños «menores» como cristales rotos o puertas reventadas. En el caso de los 1.172 inmuebles residenciales evaluados recientemente por Naciones Unidas en áreas «socioeconómicamente vulnerables» a entre 0 y 2 kilómetros del puerto y que quedaron afectados de forma «moderada», como con tabiques caídos, se han completado las obras en entre un 60 % y un 70 % de los casos.

Sin embargo, el proceso de reconstrucción de las residencias que sufrieron daños estructurales catalogados como «severos» ha sido «muy lento» y solo alrededor de un 10% de los 1.093 edificios con estas características evaluados en dicho radio han sido rehabilitados, según la ONU.

Crisis con la basura

En cuanto a las infraestructuras públicas, los daños en la red de agua fueron «mínimos», pero no ocurrió lo mismo con el sistema de alcantarillado, pues la onda expansiva de la explosión también se propagó bajo tierra.

Pero al jefe de la Unidad de Planificación Urbana y Diseño de ONU-Hábitat en Líbano, Elie Mansour, le preocupa en especial la rehabilitación de dos puntos de clasificación y reciclaje de residuos que «se ocupaban de la mitad de los desechos sólidos de Beirut».

Sin estas instalaciones de reciclaje, casi todos los residuos que produce la urbe acaban en vertederos, a su vez cercanos a la saturación y con pocas posibilidades de expansión, en un país que ya ha sufrido en el pasado serios problemas por el manejo de su basura.

«Estamos a las puertas de una crisis de desechos sólidos si no se emprenden acciones para rehabilitar las instalaciones de clasificación», alerta Mansour.

Las toneladas y toneladas de escombros generadas por la explosión han empeorado todavía más el problema de los residuos y en algunos casos, estos restos suponen incluso un peligro para la salud pública.

Según el experto de Naciones Unidas, la mayoría de las casas antiguas de Beirut tiene láminas corrugadas en el techo y tuberías para el agua de lluvia hechas de un material que contiene amianto, un componente que puede causar cáncer al ser inhalado.

Varios puntos designados en la ciudad para el almacenamiento de los escombros contienen en la actualidad desechos contaminados con amianto, reconoce.

En el marco de la iniciativa “Escombros a las Montañas” de ONU-Hábitat, se están preparando ya medidas correctivas a corto plazo para los residuos contaminados por asbestos del principal punto de almacenamiento y soluciones a largo plazo para los de la construcción y demolición.

Ayuda básica

Mientras, la gran mayoría de las familias afectadas por la explosión de hace un año en Beirut aún requiere ayuda humanitaria, según alerta Unicef.

Según una encuesta de la agencia de la ONU basada en entrevistas telefónicas a 1.187 personas, siete de cada diez hogares afectados solicitaron ayuda básica tras la deflagración.

Un año más tarde de lo sucedido, «casi todas» esas familias siguen precisando asistencia, un tercio de los hogares tiene al menos un menor con repercusiones sicológicas y alrededor de la mitad de los afectados todavía necesita hacer reparaciones en sus viviendas, precisa Unicef.