El primer ministro británico, Boris Johnson, no parece muy preocupado por su imagen en Escocia. Visita entre ayer y hoy Escocia y Nicola Sturgeon le invitó a reunirse para discutir la estrategia a seguir frente a la pandemia. Sin embargo, rechazó la oferta asegurando no tener tiempo. Es el político peor valorado al norte de la isla, tanto que el Partido Conservador decidió que no participase en la campaña de las elecciones del pasado mayo.

Pero el dirigente británico no parece alarmado por lo que proyecta entre la población escocesa. De hecho, este viaje tiene un claro mensaje. Glasgow acogerá el próximo noviembre la cumbre climática de la ONU, y los Ejecutivos de Edimburgo y Londres llevan meses discutiendo a quién le compete la organización del evento. Johnson marcó terreno visitando la turbina de Levenmouth.

La premier escocesa, Nicola Sturgeon, le invitó a reunirse para debatir sobre los próximos pasos a dar para hacer frente a la pandemia. Johnson aseguró «no tener tiempo» y dijo que «pronto» convocará a la líder escocesa junto a los dirigentes de Gales y el norte de Irlanda.

Sturgeon no entró al trapo y se limitó a señalar que es «un poco extraño, que tengamos un primer ministro de visita en Escocia que hable sobre la necesidad de que trabajemos juntos para superar el covid-19, pero no aprovechamos la oportunidad para cooperar». La prensa escocesa, por contra, lo consideró «un desaire».