GARA
KABUL

Los talibanes llevan sus ataques hasta Kabul y mantienen la ofensiva urbana

Los talibanes se atribuyeron ayer la autoría del ataque dirigido al ministro de Defensa afgano del martes y prometieron más acciones contra cargos del Gobierno. A la vez que extienden su ofensiva a Kabul, continúa la batalla por el control de tres grandes ciudades.

El ataque del martes contra el ministro de Defensa afgano, general Bismilah Mohamadi, del que salió ileso, es «el inicio de operaciones de represalia» contra altos cargos del Gobierno por la campaña de bombardeos que ordenaron, advirtió Zabihullah Mujahid, portavoz de los talibanes. Se refería a los ataques aéreos que los últimos días han llevado a cabo los ejércitos afgano y estadounidense para intentar obstaculizar el avance talibán en varios centros urbanos.

Dos grandes explosiones, incluida la de un vehículo bomba, acompañadas de un asalto armado, sacudieron Kabul el martes por la noche. Ocho civiles, además de los cuatro asaltantes, murieron y alrededor de 20 personas resultaron heridas.

Las fuerzas de seguridad tardaron unas cinco horas en romper la resistencia de los atacantes, mientras un llamamiento en las redes sociales para competir en religiosidad con los insurgentes hizo que muchos vecinos de Kabul subieran a los tejados o salieran a las calles para apoyar a las fuerzas afganas gritando «Allahu Akbar» (Dios es el más grande).

Se trata del primer ataque de tal magnitud en la capital reivindicado en meses por los talibanes, que, a la vez, continúan su ofensiva en varias ciudades.

El Ministerio de Defensa anunció un contraataque en Lashkar Gah, capital de la provincia de Helmand (suroeste), aunque indicó que «se está llevando a cabo de forma lenta y cautelosa, ya que los talibanes están utilizando los hogares de las personas como refugio y a los civiles como escudos».

El Ejército pidió a los residentes que evacuaran la urbe antes de lanzar este contraataque y ayer los que podían hacerlo intentaban unirse a los miles que ya han huido de los intensos enfrentamientos. «Las familias que pueden pagarlo o que tienen un automóvil han abandonado sus hogares. Pero las familias que no pueden pagarlo, como nosotros, tienen que quedarse en casa. No sabemos a dónde ir ni cómo», relataba Halim Karimi, un residente de Lashkar Gah.

En esta ciudad de 200.000 habitantes, al menos 5.000 familias (unas 35.000 personas) ya han dejado sus hogares.

Además, 40 civiles murieron y 118 resultaron heridos en 24 horas, según la Misión de las Naciones Unidas en Afganistán.

Los talibanes se han apoderado de vastas áreas rurales y puestos fronterizos clave en los últimos tres meses aprovechando la retirada de las fuerzas internacionales, que se completará el 31 de agosto.

Ahora centran su atención en grandes centros urbanos. Aunque siguen controladas por el Ejército, la caída de una capital de provincia tendría un efecto sicológico devastador, lo que intenta evitar la contraofensiva de Laskhar Gah.

Los combates también siguen desde hace días en las afueras de Kandahar y Herat, la segunda y tercera ciudades más grandes de Afganistán.