Mikel ZUBIMENDI

Garantía talibán de «salida segura» tras el fin del plazo para la retirada

Tras una nueva jornada de explosiones y ataques de drones en Kabul que habrían impedido otro atentado suicida, en víspera para la fecha límite de retirada de las tropas extranjeras, los países que se van dicen haber cerrado un compromiso con los talibanes que les permitirá un «paso seguro de salida» que se alargue en el tiempo.

El Departamento de Estado de EEUU, junto con gobiernos de muchos otros países de todo el mundo, emitió ayer un comunicado diciendo que harán responsables a los talibanes y tendrán que pagar un precio, si no cumplen su promesa de permitir que las personas abandonen el país más allá del 31 de agosto, fecha límite para la retirada de las tropas extranjeras.

Según el comunicado, los gobiernos que han retirado a sus tropas y han procedido a una evacuación humillante y traumática que ha horrorizado al mundo siguen comprometidos a garantizar que sus ciudadanos, nacionales y residentes, empleados, afganos que han trabajado para ellos y los que están en riesgo puedan seguir viajando libremente fuera de Afganistán. «Hemos recibido garantías de los talibanes –afirma el comunicado– todos los ciudadanos extranjeros y cualquier afgano con autorización de viaje emitida por nuestros países podrán proceder de manera segura y ordenada a los puntos de salida y viajar fuera del país».

Ese centenar de países anunciaron que continuarán emitiendo documentación de viaje a los afganos designados, y que tienen la luz verde y el compromiso de los talibanes de que pueden viajar a sus respectivos países. En un tono amenazante, advirtieron que «tomamos nota de las declaraciones públicas de los talibanes que confirman este entendimiento», y dejaron entrever que de lo contrario habría serias represalias.

Conscientes de que han dejado atrás a miles de personas sin poder evacuar y a las que prometieron hacerlo, quizá para limpiar la conciencia, afirmaron con rotundidad que están y seguirán estando comprometidos con un «paso seguro de salida» de ciudadanos occidentales y de afganos que les ayudaron.

Según su interpretación del acuerdo de retirada, «el 31 de agosto no es un acantilado». Después de esa fecha, afirman creer que tienen una influencia sustancial y las palancas necesarias para hacer que los talibanes cumplan sus compromisos de permitir el «paso seguro» y adelantaron que «usaremos esa influencia al máximo y trabajaremos para asegurarnos de que los talibanes no flaqueen en estos compromisos».

Tensión en la frontera

Por otra parte, varios disparos desde el lado afgano de la frontera mataron ayer a dos soldados de Pakistán, informó el ejército de ese país. Dijo también que tomó represalias y mató a tres atacantes. Este incidente ocurrido en el distrito de Bajaur en Pakistán es el primero de este tipo desde que los talibanes se apoderaron de Afganistán.

En otro orden de cosas, según informó el portavoz adjunto de los talibanes, Bilal Karimi, a la agencia AFP, el líder supremo del movimiento talibán, Hibatullah Akhundaza, que nunca ha hecho una aparición pública y cuyo paradero ha permanecido en gran parte desconocido, se encontraría en la ciudad de Kandahar, en el bastión histórico talibán. «Puedo confirmar que está en Kandahar. Pronto aparecerá en público», afirmó Karimi, creando una gran expectación informativa. No es para menos, teniendo en cuenta que los talibanes tienen una larga historia y habilidad de mantener a su máximo líder en las sombras.

Nuevas explosiones y más ataques en Kabul

Tras haber matado anteayer a dos militantes del ISIS de «alto valor», otro ataque de EEUU alcanzó ayer a un coche en Kabul que, según el Pentágono, estaba llevando a un suicida hacia el aeropuerto. Tras el ataque, que fue confirmado y condenado por ser un «atentado a la soberanía» de Afganistán por los talibanes, se produjeron otras explosiones secundarias. El Pentágono dijo que fueron una muestra del éxito del ataque que evitó un «atentado inminente» y que no hubo víctimas colaterales.

Sin embargo, los talibanes también confirmaron otro ataque, al parecer por el lanzamiento de un cohete al aeropuerto, que cayó sobre unas viviendas y habría matado al menos a un niño, aunque otras fuentes hablaban de cinco víctimas.

La confusión de las informaciones copan la atención mundial. El contraste es revelador con otras guerras olvidadas. Ayer, en Yemen, murieron 60 soldados y centenares fueron heridos tras un ataque con misiles balísticos y drones a una base de la coalición saudí en sur del país. M.Z.