Beatriz PASCUAL (EFE)
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La CIA sigue escondiendo las torturas veinte años después del 11S

Veinte años después de los ataques del 11S, las torturas de la CIA siguen clasificadas como «alto secreto» en Estados Unidos, la cárcel de Guantánamo permanece abierta y algunos de sus antiguos presos han vuelto al poder en Afganistán.

«El programa de torturas de la CIA fue un error terrible. No solo contradecía nuestros valores, sino que no sirvió para lograr información valiosa de Inteligencia» señaló la senadora demócrata Diane Feinstein, principal impulsora de un informe de 6.700 páginas sobre las cárceles clandestinas de la CIA y los abusos que se cometieron bajo el Gobierno de George W. Bush.

La senadora logró que en 2014 se hiciera público un resumen de 525 páginas, pero la versión íntegra permanece clasificada, grabada en unos discos guardados en cajas fuertes de la CIA, el Pentágono y los Departamentos de Estado y de Justicia.

Barack Obama prohibió el programa de torturas, pero rechazó hacer público el informe.

El presidente Joe Biden se ha comprometido a desclasificar documentos relacionados con el 11S siempre que no pongan en peligro la seguridad del país. Y eso rebaja las expectativas sobre la desclasificación del informe, en el que se rumorea que aparecen los nombres de los miembros del Gobierno de Bush implicados en el programa de torturas.

El resumen publicado en 2014 reveló ahogamientos, baños en agua congelada, privación del sueño y alimentación e hidratación rectal.

El exagente del FBI Ali Soufan fue testigo de algunos de estos abusos y asegura que no sirvieron para nada y, además, «tuvieron un coste. Dañó la reputación y el prestigio moral de EEUU. También costó vidas».