¡Manos arriba, esto es un atraco!
«Me voy a tener que poner la alarma a las dos de la mañana para planchar». Así bromeaba mi padre hace unos días tras escuchar en el telediario que el precio de la luz volvía a alcanzar máximos históricos. Y es que ya desde hace unos días esta tendencia al alza se ha convertido en habitual, y corremos el riesgo de acostumbrarnos. La factura de la luz de las familias españolas es una de las más caras de Europa, y a nadie parece importarle. Ni manifestaciones, ni pronunciamientos por parte de los dirigentes políticos, ni ningún indicio que nos haga pensar que la situación puede cambiar. Las compañías eléctricas se siguen lucrando a costa de familias que no llegan a fin de mes, y que viven sumidas en la llamada «pobreza energética». Y yo me pregunto, ¿hasta cuándo? Porque vivir a oscuras no es una opción.