El pasado 17 de septiembre moría en tierras de Ávila, Jimena Alonso. Un nombre desconocido para la mayoría de las personas que leerán estas líneas. Podemos decir que era una mujer solidaria con Euskal Herria y una tenaz militante feminista, pero será siempre un resumen demasiado breve de una vida de militancia y compromiso. Fue en aquellos complicados años de la llamada transición, unos años ajustados al tiempo que necesitaba el franquismo para buscar espacio y acomodo; un tiempo en el que «el cambio» se adueñó de las esperanzas de tanta gente que, creía, o quería creer, que los malos tiempos ya habían quedado atrás. Un tiempo en el que, igual que años atrás, la represión sacudía Euskal Herria y la tortura, como había sido hasta entonces y como seguiría siendo después, rompía y segaba vidas. Aún faltaban muchos años para que la realidad de la tortura y sus consecuencias empezara a dejarse ver y a sacudir conciencias. Como cientos de ciudadanas y ciudadanos vascos, Jimena Alonso fue detenida, torturada y encarcelada.

Hacía ya muchos años que Jimena había dejado su Donostia natal y que vivía, trabajaba y peleaba en Madrid. Un Madrid que, entonces, se vestía de vanguardia y contracultura desplegando la Movida y maquillando con color una realidad política y social que seguía siendo gris. Jimena supo verlo y ser consciente y consecuente; ver la realidad de Euskal Herria con ojos de mujer activa, comprometida. Vivió aquí y allá, en una punta y en otra del Estado español, siempre atenta a lo que ocurría dibujando en su recorrido una trayectoria de largos años de militancia en el movimiento de las mujeres y de solidaridad con Euskal Herria, con las personas detenidas, con los familiares, con las presas y presos políticos vascos. Habrá muchas personas en Euskal Herria que, sin saberlo, contaron con su ayuda porque tendía la mano en silencio y con firmeza.

Siempre supo ser libre. Había vivido 84 años plenos cuando le llegó el momento de volar más alto. Que el viento te acompañe, Jimena. Nosotras y nosotros te mantendremos en nuestro recuerdo, en los momentos y la historia que compartimos.

Euskal Herriko lagunak: Amaia, Kristina, Elena, Ostaiska, Juan Antonio, Gloria, Maite, Iñaki, Itsaso, Luis Mari…