Carlos Benetó Clérigues
KOLABORAZIOA

Por cuanto

Por encima de nuestros egos, por dentro del rostro y en las manos, una conjura que nos cueste (todos) los años, haremos servir. Por muy más allá del juego electoral. Por cuanto Colombia se ha convertido en el grito desgarrador y preclaro de una urgencia en la tierra. Por cuanto la guerra no es sino la única forma en la que las oligarquías pueden sostener la injusticia de su poder.

Por un pueblo que redescubre en su necesidad que es el único poder legítimo. Por cuanto en su terreno se disputa una verdad universal que supera naciones y clama lo humano. Por cuanto dolor llamado a decir basta. Por cuanto excesivo dolor. Asfixiante dolor que empaña criterios y nociones. Por todas las vidas segadas de cuantas solo hay una en sí misma. En contra de una barbarie fuera de tiempo para cuantos vislumbran un futuro de paz. Por cuanto la paz es en tus calles un cierre revolucionario de esta misma historia. Por cuanta puerta hay en ese mismo camino. Por contra de tu régimen atroz. Por tu fachada democrática que no es sino renovadas formas de perpetuación del monstruo.

Por la legítima razón a decir basta. Por la razón de tener la razón. Por tus ríos Cauca y Magdalena que en cintas fluviales descienden silenciosos cortejos de muertos. Por tus orillas de horror que quisiera obviar. Por descuartizamientos, decapitaciones, infiernos que la peor expresión de la barbarie puede llevar a cabo. Por cuanta potencia anulada en vidas de máquinas. Por cuantos no quisieron irse. Por cuantos demasiados dieron la vida por una nueva Colombia. Por cuantos dejaron su país en busca de un futuro mejor. Por cuantos se quedaron en ella. Por cuantos acudieron a su llamado. Por ti, mi tierra andina, pacífica, valluna, costeña, popular. Por cuantos comieron de tu corazón y entraste en el suyo. Por cuanto tus grandes voces son acalladas. Por cuanto tus pequeñas voces son enormes. Por ti, espejo del mundo, latido de una humanidad que dice basta y se ha echado a andar. Por cuanto desgarras cuanto tocas. Por cuantos no sienten la tierra y por ello son clamados a removerla. Por tus fusiles de paz. Por el ardor que deshoja tu pueblo en cada beso. A ti, que a ras del suelo escribes la más alta historia. Por este enamoramiento que me entregas. Por no deber ni responder ante nada más que el amor más sincero. Por tu gratitud de ser pueblo. «Cercano está el momento en que veremos si el pueblo manda, si el pueblo ordena, si el pueblo es pueblo y no es una multitud anónima de siervos».

Adelante, patria de los nadie, hogar de los todo. Es nuestro tiempo grande. «Nos encontramos en el periodo inicial de toda revolución: la emoción». Latid, corazones, por encima de la bala.