Dabid LAZKANOITURBURU

La UE da luz verde a más sanciones mientras Lukashenko recula

Los ministros de Exteriores de la UE avalaron ayer un nuevo paquete de sanciones, que tardará semanas en ser adoptado, contra Bielorrusia. Su presidente, Alexandre Lukashenko,, parece recular y se mostró dispuesto a devolver a los refugiados a sus países de origen. «Pero no quieren», se justificó.

La Unión Europea adoptó el nuevo marco de sanciones contra Bielorrusia, que permitirá represalias contra individuos, entidades y agencias implicadas en los flujos migratorios presuntamente orquestados por el Gobierno de Minsk.

A través de un acuerdo que enmienda la regulación existente, la UE adapta el alcance de las sanciones ya en vigor y podrá ampliar la lista negra europea que ya incluye a 166 dirigentes y 15 entidades responsables de la represión interna y designar a los que considera responsables de un «ataque híbrido» por el uso de los migrantes con fines políticos.

Este cambio legal, aprobado por los ministros de Exteriores de la UE, reunidos en Bruselas con la tensión en la frontera polaca como principal tema en la agenda, permitirá aprobar la quinta tanda de sanciones contra Minsk.

No obstante, las medidas no serán inmediatas y fuentes diplomáticas apuntan a que llevará «unas semanas» su adopción a la espera de fijar todos los aspectos legales que las acompañan.

Un Lukashenko conciliador

Coincidiendo con el arranque de ese plazo, el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, aseguraba ayer que no quiere «ningún conflicto» fronterizo. «Esto para nosotros es completamente perjudicial», afirmó, para tildar de «absolutas tonterías» las acusaciones de la UE.

Tras airear que sería Polonia «la que necesita este conflicto», porque «tiene problemas internos, problemas más que suficientes con la UE…», el presidente bielorruso se mostró «dispuesto a subirlos en aviones, también de Belavia (la aerolínea estatal bielorrusa), y llevarlos a casa», pero «no quieren volver», algo «comprensible» porque muchos «no tienen un lugar donde vivir, nada con lo que alimentar a sus hijos».

Lukashenko fue más allá y emplazó a la UE a «aceptar a 2.000 o 3.000» refugiados y se ofreció a fletar un avión hacia Munich, después de que las autoridades locales de la capital bávara mostrasen su disposición a recibir a los atrapados en la frontera.

Vuelos controlados

Eso sí, advirtió de que Minsk reaccionará con dureza ante nuevas sanciones. «Quieren asustarnos con sanciones. Pues, bien, veremos. Ellos creen que vamos a bromear, que diré algo y se acabó. Nada de eso. Vamos a defendernos. No tenemos a dónde retroceder», reconoció.

La aerolínea estatal bielorrusa anunció que desde ayer deja de aceptar a ciudadanos de Irak, Siria, Yemen y Afganistán en los vuelos entre Dubai, capital de los Emiratos Árabes Unidos, y Bielorrusia, ruta utilizada por migrantes para trasladarse desde Minsk a la frontera con la Unión Europea. Belavia hizo lo propio la semana pasada desde aeropuertos de Turquía, aliado de la OTAN.

Irak anunció que iniciará el próximo jueves los vuelos para repatriar a migrantes que se encuentran en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, y prometió que estos retornos serán «voluntarios». La mayoría de los refugiados varados en la frontera son kurdos de Irak, aunque también hay kurdos iraníes, sirios y afganos.

El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, alardeó de que las rutas aéreas a Minsk están ahora «bajo control» por los pactos alcanzados por la UE con países vecinos, en coordinación con autoridades aéreas y aerolíneas, para limitar vuelos a Bielorrusia.

La tensión se traslada a Ucrania

El Gobierno ucraniano asegura que teme en Ucrania la repetición en su frontera de la crisis migratoria entre Polonia y Bielorrusia, de la que acusa a Rusia. «La mayor parte de la frontera no está protegida. No hay barreras físicas entre nuestros países», comentó a Efe Artem Shevchenko, portavoz del Ministerio del Interior de Ucrania.

Ucrania comparte 1.084 kilómetros con el país vecino, más del doble que Polonia con Bielorrusia.

«Una parte de la frontera se encuentra en zonas inaccesibles cubiertas por bosques, pantanos y ríos. Es imposible cruzar ahí. Pero en las áreas accesibles hay pocos pasos bien equipados», explicó, para añadir que han identificado 270 kilómetros de riesgo potencial, sobre todo en la región de Volyn, fronteriza con Polonia. Hace días envió 8.500 efectivos de la guardia fronteriza, la guardia nacional y policía a la frontera.

Coincidiendo con esta crisis, la OTAN alertó de una «inusual y gran concentración» de fuerzas militares rusas en la frontera con Ucrania, concretamente en torno a los enclaves irredentos del Donbas. Alemania, el Estado francés y EEUU han advertido a Rusia y le han instado a la contención. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, comparó la situacíón con el movimiento de tropas ruso en enero en Crimea y el Mar Negro. GARA