El ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno cubano, Bruno Rodríguez, celebró que la convocatooria de movilizaciones opositoras del pasado lunes haya culminado como una «operación fallida», alimentada desde el extranjero.

«Los que crearon, fuera de Cuba, otras expectativas que se no han cumplido, se han quedado vestidos para aquella fiesta (...) Algunos de mis colegas en Washington se han quedado vestidos para la fiesta suya, que no ha ocurrido», señaló Rodríguez.

Asimismo, el ministro cubano lamentó las informaciones que se han lanzado desde el Gobierno de EEUU o por la oposición cubana, por lo que considera que «el guión no ha sido bueno» y que «la puesta en escena ha sido peor».

«El miércoles comenté que había oído decenas de declaraciones de portavoces del Gobierno americano hablando de lo que se esperaba que pasara hoy en Cuba, y se ve en nuestras calles que nada de eso ha ocurrido», indicó Rodríguez, quien además lamentó que desde aquel día se sucedió «la apelación de funcionarios, portavoces y políticos de Estados Unidos a que la gente de Cuba haga cosas que no quiere hacer».

Además, destacó que las grandes plataformas tecnológicas «han alterado sus algoritmos», aunque remarcó el éxito y el «apoyo fortísimo» que recibió la etiqueta «CubaVive», sumado a actividades de apoyo a la isla en decenas de capitales del mundo.

Frente a las expectativas de una jornada de violencia, Rodríguez contrapuso una jornada tranquila en la que se dio comienzo al regreso a las clases en las escuelas y a numerosas actividades después de dos años de cuarentena, así como la reactivación del turismo. Los organizacionres de las protestas achacaron la falta de movilización a un despliegue policial «masivo», «detenciones» y casas «sitiadas». Archipiélago, el colectivo que convocó la protesta del 15N, propuso prolongar las protestas hasta el 27 de noviembre. «Las causas que motivaron la convocatoria del 15N siguen vigentes». afirmó, subrayando que el gobierno «no ha entendido el mensaje», por lo que apostó por seguir insistiendo. Plantea llevar a cabo ahora pequeñas acciones y hechos simbólicos, como usar las ropas de color blanco como reivindicación política, aumentar la difusión de los lemas opositores en las redes sociales y un cacerolazo diario a las nueve de la noche.

Los convocantes denuncian detenciones e intimidaciones

La oposición convocante de las protestas en Cuba y Estados que la apoyan denunciaron que un despliegue policial «masivo», «detenciones» y casas «sitiadas» impidieron que se desarrollaran las movilizaciones contra el Gobierno cubano. La plataforma Archipiélago aseguró que se produjeron arrestos y presiones contra quienes tenían previsto participar en la Marcha Cívica por el Cambio y denunció supuestas presiones a las puertas de los domicilios –actos de repudio de manifestantes progubernamentales– de algunos opositores para que no puedan acudir a las movilizaciones. Un día antes fue Yunior García, líder de Archipiélago, quien suspendió una caminata en solitario en La Habana tras denunciar haber sufrido un «bloqueo cruel, ilegal e inhumano» por parte de agentes del Estado y partidarios del Gobierno.

En la misma línea, el asesor de Seguridad Nacional de EEUU, Jake Sullivan, denunció «tácticas de intimidación» contra la ciudadanía con el fin de «silenciar» su voz.

Igualmente, el responsable de Latinoamérica en el Departamento de Estado de EEUU, Brian Nichols, aseguró que el Gobierno cubano «tiene miedo de escuchar la voz de su propio pueblo» y que tras aprobar cuatro rondas de sanciones, Washington continuará «buscando oportunidades para enviar muestras concretas de apoyo al pueblo cubano». GARA