I.B.
BILBO

La manifestación de Bilbo constata el escaso riesgo de contagio del virus al aire libre

Además de enviar un potente mensaje político, la manifestación celebrada el sábado en Bilbo a convocatoria de EH Bildu sirvió también para medir la capacidad de expansión del covid al aire libre, incluso en un contexto de reunión multitudinaria, como fue el caso. La iniciativa partió del profesor e investigador de Ikerbasque en la UPV/EHU Ugo Mayor, quien aprovechó la coyuntura y se plantó en la calle Autonomía para llevar a cabo un experimento a gran escala. El resultado, difundido en Twitter, ha suscitado gran interés, con miles de visualizaciones y la interacción de cientos de personas.

Según explica, acudió a la manifestación con un medidor de CO2 para conocer cuánto aire respirado se acumula en una multitud, y detalla que, posicionado en el centro de la calle, hizo mediciones a intervalos de cinco minutos. Como se puede apreciar en la imagen, que hace alusión a la primera medición, donde aparece rodeado de gente, el dispositivo muestra un nivel muy bajo, de 544 ppm –partes por millón–, y Mayor destaca que «tanto el CO2 como los aerosoles se dispersaban a medida que los exhalábamos».

Mucho menos que en el metro

Hecha esta apreciación, el investigador compara ese valor con el que registró cinco días antes, mientras se dirigía a participar en un programa de televisión, en el metro de Bilbo, que alcanzaba los 1.533 ppm. Por tanto, en ese medio de transporte público, utilizado diariamente por decenas de miles de personas, la concentración de CO2 era el triple que en la manifestación.

La comparación, sin embargo, no se limita al metro: también recuerda los valores detectados con el mismo procedimiento en un restaurante, con más de un centenar de personas consumiendo en un local sin un control de la ventilación adecuado, que se elevó hasta los 1.090 ppm; en un autobús que había transportado a otro grupo de personas antes de que él se subiera (1.647 ppm); y en una sala de conciertos, sin ningún tipo de ventilación, donde la concentración de CO2 llegaba nada menos que hasta los 2.744 ppm.

En comparación, los niveles medidos en la manifestación de Bilbo son muy inferiores, pues, tal como explica el autor del experimento, ninguna de las 18 medidas tomadas durante el recorrido superó los 650 ppm.

Como conclusión, Mayor destaca que durante la marcha, «una persona cercana sin mascarilla podría haber supuesto un riesgo de contagio», pero «el resto de la multitud, se podría decir que ninguno», ya que «el riesgo de contagio tanto de las gotículas como de los aerosoles (en el caso de no haber acumulación) decae con la distancia».

En este sentido, recuerda algo que quedó a la vista de todos los asistentes y testigos de la manifestación, y es que «el 95-99% de las personas presentes llevaban puesta la mascarilla razonablemente bien». «Estando al aire libre, suficiente para bloquear todas las gotículas y una parte importante de los aerosoles», insiste el profesor.

El experimento de Ugo Mayor ha tenido gran eco en las redes, donde varios usuarios y usuarias han recordado algunas menciones realizadas desde el Gobierno de Lakua y el PNV en los días previos a la manifestación, poniendo el foco en un evento que se intuía multitudinario, sí, pero que se sabía iba a ser en la calle y con la gente en continuo movimiento.

Ahora ha quedado corroborado que el riesgo era mínimo en la calle Autonomía, desde luego mucho menor que el que habría a esa misma hora en algunos locales de la Gran Vía.