EDITORIALA
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Fracaso medioambiental o indolencia inaceptable

Los datos sobre el balance energético de la CAV referidos al pasado ejercicio son incontestables, y sonrojantes cuando son sometidos a contraste con los objetivos fijados hace diez años. Según las cifras aportadas por el Ente Vasco de la Energía prácticamente todos los retos expuestos por Lakua, entonces con Patxi López en el Ejecutivo, en la “Estrategia Energética 2020” se han saldado de forma negativa, y en algunos casos, como el del consumo de petróleo, no solo no se ha alcanzado la meta que se había marcado sino que se ha avanzado en dirección contraria. Que en el año 2020, con la actividad económica totalmente condicionada por la pandemia de covid, se haya consumido un 9% más de ese hidrocarburo, cuando la previsión era usar precisamente un 9% menos, es descorazonador.

La reacción lógica ante este dato es hablar de fracaso. Ocurre, sin embargo, que fracasar en una empresa implica, antes que nada, haberla acometido con expectativas de éxito, y en el propio informe del EVE hay otros elementos que ponen en cuestión que eso haya sido realmente así. No es solo el petróleo. La CAV no ha cumplido las expectativas respecto al vehículo eléctrico y el porcentaje de energías alternativas en el transporte; también está a mucha distancia de alcanzar el objetivo sobre la aportación en la producción de electricidad de las energías renovables; y se halla más lejos aún del peso que tienen estas sobre el consumo total de energía en los países punteros de Europa. Sin olvidar que en los últimos años no solo no se han reducido las emisiones de CO2 a la atmósfera, sino que han crecido un 5,5% respecto a 2016 y están en niveles de 2012.

Estas cifras denotan, más que fracaso, indolencia. Apuntan a una dejadez institucional respecto a un asunto vital. Si algo puso de relieve la cumbre de Glasgow, más allá de su decepcionante resultado, es que los plazos para evitar el colapso del planeta son cada vez más cortos. Sin embargo, Lakua avanza con lentitud exasperante, cuando no retrocede, a lomos de una estrategia que se articula en un Basque Green Deal que más parece un Basque Greenwashing.