El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, aseguró ayer que cuenta con «pruebas» que muestran que Moscú estaba considerando una invasión de Ucrania, y amenazó a Rusia con sanciones económicas «dolorosas». Blinken acusó a Moscú de reunir «decenas de miles de fuerzas de combate adicionales» cerca de la frontera con Ucrania.

«Estamos profundamente preocupados por la evidencia de que Rusia ha hecho planes para acciones agresivas significativas contra Ucrania, planes (que) incluyen esfuerzos para desestabilizar Ucrania desde dentro, así como operaciones militares a gran escala», afirmó después de una reunión de la OTAN en Riga.

La Alianza militar ya amenazó la víspera a Moscú con hacerle pagar «un alto precio» con «graves consecuencias políticas y económicas».

«Le hemos dejado claro al Kremlin que tomaremos represalias, incluso con una serie de medidas económicas de alto impacto que nos hemos abstenido de utilizar en el pasado», advirtió Blinken, que hoy abordará el tema con su homólogo ruso, Sergei Lavrov. Moscú niega que planifique un ataque y, a su vez, culpa a la OTAN y a Ucrania de alimentar las tensiones.

Lavrov avisó de que también la OTAN despliega importantes unidades militares en la fronteras rusas. El Kremlin cifra en 125.000 –«la mitad de todo el Ejército ucraniano», el número de efectivos que Kiev habría trasladado hacia la línea de contacto en Donbass.

Mientras, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, pidió conversaciones directas con Moscú, pero el Kremlin rechazó «los intentos de presentar a Rusia como parte de este conflicto» que considera un problema interno de Ucrania.