José Ignacio Munilla Aguirre (Donostia, 1961) anunció ayer su salida de la diócesis guipuzcoana después de haber sido designado obispo de Orihuela-Alacant por el papa Francisco. Se desconoce quién le sustituirá.

El movimiento estaría enmarcado en una remodelación en la jerarquía de la Conferencia Episcopal Española, de la que otro ejemplo fue el relevo en la diócesis de Bilbo de Mario Iceta por Joseba Segura.

La estancia de Munilla en la cúpula de la diócesis guipuzcoana ha estado marcada por continuas polémicas. De hecho, el obispo donostiarra las fomentó incluso a través de las redes sociales y de su propio programa en las ondas de Radio María.

En ocasiones, su comportamiento cívico no ha podido calificarse de ejemplar, como ocurrió en el primer confinamiento por la pandemia: fue multado por incumplir el estado de alarma sanitaria, al conducir su coche por Donostia con una persona sentada a su lado. Otra muestra de su carácter fueron sus palabras en vísperas del 8 de Marzo de 2018. Con motivo de la huelga feminista dijo que «el demonio ha metido un gol desde las propias filas» al feminismo «radical o de género», que tiene como «víctima a la propia mujer y a la verdadera causa femenina».

También ha mantenido un fuerte pulso con las comunidades católicas de base de Gipuzkoa, que le reprochan operaciones inmobiliarias.