EDITORIALA

Maya evidencia debilidad y el PSN inconsistencia

El alcalde de Iruñea, Enrique Maya, borró cualquier duda que pudiera haber sobre sus intenciones en relación con la aprobación del presupuesto. Finalmente decidió adelantar el pleno a fin de aprovechar la dimisión de Joxe Abaurrea, el concejal de EH Bildu condenado por la trifulca ocurrida durante el txupinazo de 2019, y que en esa fecha no contará todavía con sustituto. De este modo, el alcalde de Navarra Suma altera la representación salida de las urnas que otorgó trece votos al actual equipo de gobierno y catorce al resto de grupos que integran la oposición. Gracias a la dimisión se producirá un empate que el voto de calidad del alcalde inclinará a su favor y de este modo podrá aprobar unos presupuestos para los que no ha logrado ningún apoyo de otros grupos municipales.

El recurso a este tipo de estratagemas para salvar determinadas votaciones suele disgustar a la gente. En realidad pone de manifiesto la debilidad de quien las utiliza. Sin habilidades para alcanzar acuerdos con otras fuerzas políticas, este tipo de argucias cierran todavía más las puertas a nuevos pactos, acentuando la soledad de los gobernantes que se valen de ellas. A corto plazo el «trifachito» navarro formado por UPN, PP y Cs logrará el objetivo de aprobar sus presupuestos, pero a medio y largo plazo Maya seguirá estando en minoría y, además, cada vez más aislado.

Por otra parte, conviene recordar que Enrique Maya llegó a la alcaldía de Iruñea gracias a los votos de PSN, que también apoyó el presupuesto de 2021 después de que se prorrogara el de 2020. Por esa razón, las críticas de su representante, Maite Esporrín, no resultan excesivamente convincentes en estos momentos. Si el PSN considera realmente que la gestión del actual alcalde es «irreal», está plagada de «ocurrencias» y que lo único que busca es la confrontación con el Gobierno de Nafarroa, en su mano está terminar con un gobierno de la derecha al que dio carta blanca. El resto es mera palabrería.