Acabo de flipar con American Crime Story: Impeachment. El caso Lewinsky contado al fin por la propia Lewinsky, dos décadas después. Un linchamiento contra ti sabes cuando empieza, pero nunca cuando acaba. A pesar de su impresionante formación, a Monica Lewinsky no quería contratarla nadie, ni quince años después y en otro continente: hoy es una sabia, feminista y generosa activista contra el acoso. El portentoso e hiperproductivo Ryan Murphy dijo que jamás hubiera abordado aquel asunto de Estado entre el presidente y la becaria sin la voz de ella: Monica es productora de la serie. Como en el insti y por siempre, las chicas perdedoras y los maricones ¡junticas!

Verla duele, duele ver tanta misoginia. Hasta la traidora Linda Tripp duele... Todas las mujeres bajo la influencia que fueron arrasadas por aquella turbiedad, por el intento de un fiscal majara de destituir al presidente demócrata porque mintió acerca de una aventura sexual. El presidente y el fiscal se salvaron; ellas, han tenido que luchar por sobrevivir, siempre demonizadas. Me ha flipado enterarme de que Bill Clinton fue acusado públicamente de violación en medio de aquel vendaval, y no pienso cargar contra Hillary por permanecer a su lado. Rehuyo la tentación de hacerlo. No hay mujer más odiada en Estados Unidos que Hillary Clinton, la bruja. Es perturbador comprobar cómo seguimos protegiendo a violadores, como funcionan los engranajes del patriarcado entre nosotras, incluso entre feministas…

Pero me quedo con las niñatas, con el empuje de las niñatas que nos alcanza a todas. Hoy son ellas quienes contabilizan y denuncian el impresionante acoso de la machosfera a las mujeres, las que manejan los datos y nos dicen que la misoginia se reproduce online como siempre. Una chavala impresionante llamada Olimpia Coral Melo ha desarrollado en su casa la ley contra la pornovenganza aprobada en Ciudad de México: ella trató de suicidarse cuando su novio difundió vídeos íntimos tras dejarlo. Y como dice desde sus 21 años la fabulosa cantautora argentina Nicki Nicole, «un viejo es alguien que no se permite admitir que el mundo ha cambiado».