EIBAR 1

MALLORCA 2

La Copa acabó para el Eibar. No es un drama y puede hasta suponer un alivio, aunque no lo pareciera viendo cómo peleó en busca del gol en los últimos minutos, pero los azulgranas sí sufrieron un pequeño chasco, sobre todo tras haber tenido un buen rato el billete a octavos en la mano. Un cabezazo de Blanco Leschuk premió el buen primer tiempo de su equipo pero el Mallorca, con su reacción tras el descanso, acabó llevándose el triunfo. Y evitando, de paso, más sobreesfuerzos al Eibar, que tiene las habichuelas en la Liga y que ve cómo a la exigencia de la competición se le une ahora la situación generada por la sexta ola de la pandemia, que se ha traducido en ocho positivos en el vestuario eibarrés en los últimos diez días.

Las dos cuestiones se evidenciaron en las alineaciones de ambos equipos, aunque las novedades, seis (Cantero, Correa, Etxeita, Glauder, Sergio y Rahmani saltaban al campo de inicio en sustitución de Yoel, Tejero, Arbilla, Toño, Javi Muñoz y un Stoichkov que, con problemas físicos, ni siquiera entraba en la convocatoria), le sentaron mejor al Eibar que a su rival. Fueron suyas la pelota, la iniciativa y las ocasiones ante un Mallorca desubicado que apenas probó a Cantero con un disparo sin peligro de Oliván. Pese a su superioridad, parecía que los armeros se iban al descanso sin recompensa cuando, en la última acción del primer tiempo, Leschuk cabeceó el 1-0 con asistencia de Correa.

Luis García no quiso perder tiempo y su equipo regresaba de vestuarios con Valjent y Ruiz de Galarreta y un notable cambio de actitud. Pronto se vio que el partido había cambiado. El Mallorca llevaba ahora la voz cantante y, aunque no acababa de generar ocasiones claras, sí tenía el balón casi permanentemente en la parcela local. Un córner, un par de remates desde la frontal…, los baleares se fueron animando y al Eibar le entró el miedo. Garitano refrescó el equipo para que, por lo menos, no le entrara también el cansancio. Pero no sirvió de nada y en el 69 Gayà anotaba el empate.

Pareció que el partido también se equilibraba sobre el verde pero era el Mallorca el que se seguía viendo más seguro. Y razón tenía porque a ocho minutos del final, Llabrés firmó una gran acción por la izquierda para colocar el balón que el exazulgrana Ángel, de cabeza, convertía en el 1-2.

El Eibar, con todas sus armas disponibles ya sobre el campo, se lanzó a por el empate pero el tiempo se agotó sin que los «uys» acabaran en gol.