Natxo MATXIN
OSASUNA

La crisis de juego y resultados se agudiza con la eliminación copera

La escuadra navarra encajó al sexto minuto de juego y, a partir de ahí, fue incapaz de encontrar el camino para equilibrar la contienda. Ni siquiera la entrada de varios teóricos titulares para la última media hora de juego hizo variar la mediocre imagen ofrecida en Girona.

GIRONA 1

OSASUNA 0


Si en la previa Osasuna se había planteado el duelo copero en Girona como punto de inflexión para salir de su crisis de juego y resultados, nada de eso sucedió. La realidad es tozuda, pues este equipo ahora mismo navega en medio de una tormenta de la que no sabe escapar, incapaz de plasmar sobre el césped una identidad de la que hizo gala hasta noviembre pasado.

En Montilivi, la escuadra navarra volvió a ser un bloque plano, horizontal, sin acierto a la hora de ganar metros en combinación, llegando tarde a la presión sobre el rival y, en consecuencia, cediendo los suficien- tes espacios atrás como para temer más por encajar un marcador abultado que por pensar en remontar la eliminatoria.

Es tan diferente su rendimiento en ambas áreas con respecto al de no hace tantas semanas que parece como si hablásemos de dos conjuntos diametralmente opuestos. Además, si se encaja con tanta prontitud, la muralla psicológica alcanza una altura infranqueable. No le hizo falta al Girona mucho tiempo para ser consciente de la fragilidad en la que se encuentra inmerso ahora Osasuna.

Apenas los seis minutos en los que Juncà se dio cuenta que disponía de un pasillo inmejorable por su carril izquierdo y que apenas encontraba oposición por parte de Ramalho y Roberto Torres a la hora de taponar sus incursiones. Casi a la primera intentona, el exarmero materializó el 1-0 y fue como si el partido hubiese terminado.

Sin orden ni concierto

Porque a partir de ese momento, los pupilos de Bittor Alkiza se mostraron incapaces de buscar y poner en práctica el método adecuado para equilibrar la situación, a diferencia de la sensación que dejaban al principio de la presente temporada. Sin orden ni concierto, provocando poco más peligro que el generado con disparos de media distancia, desacertados en la colocación y pases, y facilitando la tarea al contricante con pérdidas que facilitaban las rápidas transiciones locales.

Sobre esa coyuntura transitó un envite en el que solo un disparo raso de Chimy Ávila al filo del descanso y un zurdazo centrado de Budimir a falta de ocho minutos para la conclusión obligaron a Juan Carlos a intervenir para evitar el empate. Entretanto, Osasuna dejó una imagen de bastante impotencia y considerable desacierto en numerosas acciones individuales de futbolistas que resultan irreconocibles a estas alturas de campaña, con lo que queda por delante.