Elías Anton Murgiondo
KOLABORAZIOA

Regionalismo españolizante

La deriva jeltzale para sentirse «cómodos en España» va adquiriendo tintes esperpénticos y difíciles de estomagar para cualquiera que sienta Euskal Herria como nación y lugar de convivencia para quienes nos consideramos vascos. Porque hay que partir de un hecho sencillo de entender si consideramos que dos cosas no pueden ser asumidas a la vez como reales, es decir, se es o no se es (no se puede ser vasco y español a un tiempo ni francés...); hay quienes tienen por costumbre imponer, dominar, decidir «manu militari» o establecer normas legales centralistas y, quienes deciden obedecer, acatar y caminar por un mismo sendero con la monarquía heredera del dictador-asesino Francisco Franco y de todo su aparato militar, policial, legislativo y funcionarial. El hecho de que la realidad vasca se halle dividida en tres demarcaciones territoriales diferentes dice mucho de la dejación de objetivos y de las prioridades del partido que gobierna la CAV, es decir, el PRV.

Hemos escuchado estos días a Urkullu, Zupiria, Erkoreka, Tapia..., decir cosas absolutamente alejadas de la realidad vasca, defendiendo las «fuerzas de ocupación» como «fuerzas de la libertad», apoyando una memoria histórica manipulada y plantando lugares de encuentro y referencia que niegan la tortura, la represión, la cárcel y el exterminio. Cuando las tesis acerca de la reconciliación se desarrollan de manera fluida y sincera, los amigos del «negocio» surgen para golpear la espalda y difamar sin ningún tipo de vergüenza. Estos «jelkides» del tres al cuarto no han dudado en manchar a uno de los hombres más prestigiosos de la cultura vasca, un hombre que se atrevió contra Franco en sus años de juventud, un hombre que se implicó en la ingente tarea de unificar literaria y gramaticalmente el euskara, lo han hecho contra José Luis, contra «Txillardegi». El tiempo se encargará de limpiar y colocar en su sitio a José Luis (como a tantos y tantos luchadores por la independencia de gure lurra), porque el tiempo juega en favor de la libertad y porque en este país nuestro la juventud se está empoderando del tiempo nuevo y el regionalismo viejuno, lentamente, se extinguirá.

Corresponde a la izquierda abertzale seguir avanzando, no olvidar la unificación de ideas, posibilitar que el «frente amplio» siga su camino y se desarrolle sin cortapisas inútiles, pues de ello dependerá el éxito de una política de solidaridad y de encuentro, para imponer nuestras condiciones de libertad y emancipación en Euskal Herria. Porque el hecho de querer ser libres no nos condiciona para desear un futuro libre para las tierras de España y de sus naciones sometidas, con absoluto respeto y asumiendo lo que de forma democrática decidan. Quien se sienta y desee ser español no debiera tener problema alguno, igual que quien se sienta vasco, catalán o galego. Ser demócrata supone ser respetuoso con el diferente, como ser republicano en contraposición con ser monárquico debiera ser una alternativa. Pero..., la España de Franco (la que Franco dejó) impone su ley, sigue con la idea de la «Una, Grande y Libre» a costa de someter e imponer, y corresponde a las nuevas generaciones seguir con la lucha para cambiar los esquemas de la política vieja y represora. De ahí la denuncia a quienes le siguen haciendo el juego desde la CAV a las tesis centralistas y su Constitución. No son tiempos para soportar genuflexiones y manoseos de quienes se creen los dueños de la política vasca y nos están llevando a una ruina en todo orden social, laboral, sanitario y ambiental, sin olvidar, claro está, la corrupción y el robo. ¡Deberíais hacéroslo mirar!