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KIEV
GUERRA EN UCRANIA

Los primeros corredores fracasan entre acusaciones mutuas

La implementación de los dos primeros corredores humanitarios para la evacuación de civiles de Mariupol y Volnovaja fracasó ayer en medio de un cruce de acusaciones que evidencia la fragilidad del acuerdo entre Ucrania y Rusia, que intensificó su ofensiva. La tercera ronda de negociaciones tendrá lugar mañana en la frontera polaco-bielorrusa.

La prevista apertura ayer de dos corredores humanitarios en Mariupol y Volnovaja, en el sureste de Ucrania, para evacuar a la población civil y estratégicos para unir frentes quedó suspendida por operaciones militares de las que ambas partes se acusaron mutuamente. Kiev aseguró que las operaciones militares rusas impiden la salida de miles de civiles ucranianos, que siguen llegando a los países vecinos. Según los últimos datos de la ONU, ya son más de 1.200.000 las personas que han salido de Ucrania huyendo de la guerra.

El fracaso del alto el fuego y la implementación de los corredores humanitarios refleja la debilidad del acuerdo alcanzado el pasado jueves por Rusia y Ucrania. Ambas partes, según confirmó el integrante de la delegación ucraniana David Arajamia, se sentarán a negociar por tercera vez mañana lunes, previsiblemente en la frontera polaco-bielorrusa, y aunque las posibilidades de lograr avances son escasas, tendrán la ocasión de concretar las condiciones para que pueda llevarse a cabo la evacuación y facilitar la llegada de ayuda humanitaria.

El Gobierno ruso había anunciado ayer un alto el fuego temporal a partir de las 10.00 hora de Moscú (08.00 en Euskal Herria) para facilitar la apertura de corredores humanitarios que permitiera la evacuación de civiles de Mariupol y Volnovaja que, según la agencia rusa TASS, habían sido acordados con Ucrania.

Pero la evacuación fue pospuesta «por razones de seguridad», ya que las fuerzas rusas «continúan bombardeando Mariupol y sus alrededores», aseguró su Ayuntamiento, y no había garantía del alto al fuego en todo el trayecto de 200 kilómetros que debían recorrer los civiles.

Las autoridades locales acusaron al Ejército ruso de incumplir los establecido en el alto el fuego, mientras que Moscú culpó a los batallones nazis ucranianos de la imposibilidad de evacuar a los civiles de Mariupol y Volnovaja, impidiendo su salida al tiempo que aprovechaban la tregua humanitaria para «reagrupar unidades» en las posiciones defensivas y en todo Mariupol, algo que también habría observado en Volnovaja. Rusia reinició la ofensiva sobre ambas ciudades tras este fracaso.

La toma del estratégico puerto de Mariupol, que podría acelerarse una vez evacuada la ciudad, supondría un punto de inflexión en la invasión rusa de Ucrania, ya que permitiría la unión de las tropas rusas provenientes de Crimea, que ya controlan los puertos clave de Berdiansk y Jersov, y las fuerzas separatistas y rusas del Donbass. Eso facilitaría su avance hacia el centro y el norte del país, especialmente hacia Jarkov, la segunda ciudad del país y escenario de intensos bombardeos, y Kiev, en cuyos alrededores se están librando combates.

«Decisión difícil»

El ministro de Defensa ucraniano, Oleksiy Reznikov, admitió ayer que los rusos habían avanzado en varias direcciones, aunque precisó que solo controlan una «pequeña porción» del territorio. Acusó a Moscú de cambiar de estrategia ya atacar a civiles al encontrar resistencia en su avance hacia la capital.

El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que las fuerzas rusas prácticamente han eliminado la infraestructura militar ucraniana, en los diez días desde que comenzó la intervención armada a gran escala en ese país, que calificó de «decisión difícil», pero «absolutamente correcta».

Y volvió a justificar la invasión con la defensa de los habitantes del Donbass: «La gente en Donbass no son perros callejeros. Entre 13.000 y 14.000 personas han muerto a lo largo de estos años. Más de 500 niños han sido asesinados o mutilados. Pero Occidente prefirió no darse cuenta de esto durante ocho años».

Reconoció que llegó a contemplar una incursión limitada en Donetsk y Lugansk, zonas en disputa entre el Ejército ucraniano y las fuerzas de las autoproclamadas repúblicas, pero el Estado Mayor del Ejército le hizo entender que una operación reducida podría exponer a sus fuerzas al constante reabastecimiento de las unidades ucranianas en el frente de combate.

Poco después, el Ministerio de Defensa ruso informó de que las tropas rusas tomaron bajo el control la base militar de Radensk, cerca de Jerson, la primera gran ciudad tomada por Rusia.

Además, las tropas rusas tomaron el control de la central nuclear de Zaporiyia, lo que deja en manos de Rusia buena parte del suministro eléctrico de Ucrania.

Blinken anuncia el refuerzo del flanco Este de la OTAN

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ratificó ayer desde Polonia, donde inició su gira europea, su apoyo a ese país, la principal vía de escape para refugiados que huyen de la guerra en Ucrania, mientras abordaba con su Gobierno un incremento de la aportación a la seguridad polaca y ambos se mostraban de acuerdo con reforzar el flanco Este de la OTAN. En esta misma línea, Alemania, EEUU y Países Bajos mostraron su disposición a ampliar su aportación a las tropas de la Alianza Atlántica desplegadas en Lituania, fronterizo con Rusia, en paralelo a los ejercicios de la OTAN ya programados en el país báltico para finales de marzo.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, volvió a pedir a Washington más asistencia militar y humanitaria para su país, sanciones más duras contra Rusia –de donde sigue la fuga de compañías occidentales– y la creación de una zona de exclusión aérea, al tiempo que criticó a la OTAN por no imponerla y por su falta de acción en defensa de Ucrania. Para su homólogo ruso, Vladimir Putin, la creación de una zona de exclusión tendría «consecuencias catastróficas no solo para Europa sino para el mundo entero» y señaló que las sanciones occidentales equivalen a «una declaración de guerra».GARA