GARA
SINGAPUR

La oposición birmana expresa su decepción con la respuesta internacional

El Gobierno en la sombra de la oposición a la junta golpista en Myanmar ve decepcionante la respuesta internacional a la miseria y represión de su país, en comparación con la dada en Ucrania.

Más de un año después del golpe militar que sumió a Myanmar en la miseria y en un conflicto civil, los grupos que le hicieron frente y el Gobierno en la sombra que formaron expresan su decepción con la pasividad de la comunidad internacional. «Creo que la respuesta de la comunidad internacional a la guerra de Ucrania es justa. Pero la respuesta a la crisis de Birmania es decepcionante», explica a Efe Salai Maung Taing San, portavoz del Gobierno de Unidad Nacional (NUG).

Médico de profesión, es conocido como doctor Sasa y se ha convertido en la cara más internacional del NUG, formado sobre todo por exmiembros del Ejecutivo de Aung San Suu Kyi, derrocada por los militares en febrero de 2021 cuando iba a iniciar su segundo mandato tras arrasar en las elecciones.

El país ha regresado a la pesadilla de la miseria –con más de la mitad de sus 55 millones de habitantes viviendo por debajo del umbral nacional de la pobreza, según la ONU–, las muertes –cerca de 1.900 a manos de los militares, según una ONG local– y la represión, propios de los peores años de la anterior Junta Militar (1962-2011). Esta regresión se ha encontrado con una firme oposición de la población, con miles de birmanos sumándose a la Fuerza de Defensa del Pueblo (PDF), apoyada por el NUG, para combatir al Tatmadaw (el Ejército birmano).

El doctor Sasa no esconde su incredulidad por que esta situación no haya sido suficiente para despertar reacciones más tajantes por parte de la comunidad internacional. «Lo hemos intentado de todas las formas posibles, es la hora de que nos escuchen, de que respondan. Estar en silencio es un crimen en este momento», denuncia.

Tiene demandas específicas: sanciones a los generales, en concreto al jefe de la Junta, Ming Aung Hlaing; cortarles el suministro de armamento (procedente sobre todo de Rusia y China); expulsarlos de instituciones, como se ha hecho con Rusia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y ayuda económica para la contraofensiva civil.

El doctor señala a Moscú y Pekín, los principales suministradores de armamento al Tatmadaw, según el Instituto Internacional para la Investigación de la Paz de Estocolmo.

«Es muy doloroso ver cómo esas armas, que vienen directamente de Rusia, están matando a ucranianos y a gente en Birmania», subraya.

Mientras el régimen militar no libere a los políticos presos, secunda el planteamiento del presidente del NUG, Duwa Lashi La: una revolución nacional para derrotar al Ejército. El NUG ve la lucha armada como única solución y Sasa descarta establecer de momento una vía de comunicación con los militares para buscar una solución política.