Si la primera vuelta de las elecciones legislativas, celebrada el pasado 12 de junio, dejó un mensaje claro sobre el desgaste del macronismo, la vuelta definitiva dibujó un escenario directamente endiablado para el inquilino del Elíseo.

Nada más cerrar los colegios en las grandes ciudades, pasadas las 20.00 horas, las primeras estimaciones caían como un jarro de agua fría en las filas de Emmanuel Macron.

Mientras, en las sedes elegidas por la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes) y Rassemblement National (RN) para seguir la noche electoral se desataba la celebración preventiva.

Esas estimaciones esbozaban un vuelco importante, ya que, aunque daban a Ensemble! como vencedora de las elecciones, vaticinaban que en su segundo mandato Macron no dispondrá ni de lejos de una mayoría absoluta (289 parlamentarios).

La alianza de Macron

lograba, según esas estimaciones, entre 205 y 235 escaños, un resultado que dejaría al presidente en una situación vulnerable y al albur de lo que decidan otras formaciones parlamentarias en relación a su programa.

Ya con el 87% de los votos escrutados, la dimensión de esa victoria amarga no hacía sino agudizarse. Con un 37,56% de los votos, Ensemble! tenía confirmados 187 escaños, a ex-pensas de que se escrutaran las grandes ciudades.

A esa altura del escrutinio la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes) tenía un 29,94% de los votos, lo que le garantizaba 84 escaños.

La ganadora moral de la noche electoral sería la primera fuerza de la oposición, tal como se confirmaba desde el cierre mismo de los colegios, cuando los sondeos otorgaban a los de Jean-Luc Mélenchon entre 170 y 190 diputados.

La alegría envolvía a RN,

la otra sigla premiada por los electores, que consiguió su doble objetivo de rebasar a la derecha tradicional y de conseguir un nutrido grupo de diputados. De contar con una decena de parlamentarios podría plantarse en más de 70 escaños. Las estimaciones le daban de 75 a 95 parlamentarios colocando a la marca de Marine Le Pen netamente por delante de la derecha republicana, ya que Les Republicains podría quedarse con entre 60 y 65 escaños en una Asamblea Nacional que puede convertirse en la piedra en el zapato del segundo quinquenato del presidente Macron.

Pese a perder casi la mitad de los parlamentarios con los que contaba en la Asamblea Nacional, LR podría ver revalorizado su papel en el nuevo parlamento, ya que Macron necesitaría buscar apoyos externos a Ensemble! cara a poder sacar adelante sus proyectos legislativos. Cosa diferente es que una derecha republicana bajo una enorme presión puede dar una respuesta a esa nueva situación sin despedazarse internamente. Ese será, en todo caso, un problema a resolver a partir de la proclamación de resultados.

Ante sus exultantes filas

Mélenchon perseveraba anoche en no descartarse para un puesto de primer ministro que, finalmente, no estaría a su alcance. La titular, Elisabeth Borne, logró su escaño, por lo que seguirá al frente del gobierno, aunque se verá obligada a hacer mudanzas, de acuerdo con Macron, ya que varios de esa decena larga de miembros de su gabinete que se jugaban el tipo en estas elecciones, perdieron en la liza electoral, lo que traerá de facto su salida del gabinete.

Le ocurrió a la secretaria de Estado para Asuntos Marítimos, Justine Benin, que perdió su batalla por el escaño en Guadalupe, en lo que no fue sino un anticipo de una serie de derrotas que arrastraron también a la titula de Sanidad, Brigitte Bourgignon.

Con todo, y más allá de la incomodidad de tener que proceder a una remodelación de un gabinete recién estrenado, es más esclarecedora la derrota de figuras claves del proyecto macronista, caso del extitular de Interior, Christophe Castaner, o del hasta ahora presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, auténticas referencias de esa neonata alianza Ensemble! que puede tener un horizonte complejo a la vista de su parco rendimiento electoral.

La primera ministra Borne habló de construir acuerdos y sumar apoyos para afianzar la que ella entiende como única mayoría capaz de dar estabilidad al país. Y el exportavoz Gabriel Attal evocó un cambio de actitud cara a aprender a gestionar compromisos.

Esa será una labor a afinar a a partir de hoy, ya que, una vez que se constituya la nueva Asamblea Nacional, el Elíseo tendrá ante si el desafío mayor de ver cómo saca adelante proyectos que, pandemia mediante, no pudo hacer avanzar a pesar de contar con una holgada mayoría parlamentaria. La iniciativa más emblemática es, sin duda, la reforma del sistema de pensiones, con el propósito de extender la edad de jubilación hasta los 65 años. Es conocida la posición de la Nupes en favor de devolver a los 60 años esa edad de referencia, lo que no vaticina un paso en dulce a la norma.

El presidente jupiteriano deberá abandonar su posiciónmayestática ya que de las urnas ha salido una orden clara que le obliga a pisar tierra.