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LONDRES

La presión de sus ministros para que renuncie agrava la agonía de Johnson

Decenas de dimisiones de altos cargos del Gobierno británico, que siguieron a las de los ministros de Salud y Finanzas, y las presiones de buena parte del Ejecutivo para que renuncie agravaron ayer la agonía política del primer ministro británico, Boris Johnson, que se resistía a dimitir.

El primer ministro británico, Boris Johnson, sale del 10 de Downing Street.
El primer ministro británico, Boris Johnson, sale del 10 de Downing Street. (Justin TALLIS | AFP)

Boris Johnson se mostraba ayer decidido a continuar en su cargo de primer ministro británico, pese a una avalancha de dimisiones en el seno del Gobierno que debilita más que nunca su autoridad, ya muy dañada por una sucesión de escándalos y a las presiones de varios ministros, incluso algunos muy cercanos.

Han dimitido dos ministros, casi cuarenta altos cargos y al menos la mitad de su grupo parlamentario le ha retirado el apoyo, lo que significa que Johnson tendría dificultades para rellenar las vacantes en el Gobierno (que se nutre exclusivamente de diputados) y para aprobar legislación en el Parlamento.

Lejos del triunfo contundente que le llevó a Downing Street en 2019 bajo la promesa de lograr el Brexit, el líder tory agoniza políticamente, acorralado por escándalos y acusaciones de mentiras.

Hartos, los ministros de Salud, Sajid Javid, y Finanzas, Rishi Sunak, dieron un portazo el martes por la noche, lo que desató la sangría. Otros miembros del Gobierno de menor rango tiraron a su vez la toalla, lo que elevaba el número total de salidas a casi cuarenta.

Johnson, sin embargo, se mostró combativo durante la sesión de interrogatorio semanal frente a los diputados, algunos de los cuales se rieron en su cara. Algunos conservadores llegaron a pedir su dimisión en redes sociales mientras intervenía. Ignorando las peticiones de dimisión, Johnson afirmó que el «mandato colosal» que le dieron los votantes en 2019 le dio el deber de continuar. Y se aferra a ese triunfo también para desoír las peticiones de sus ministros.

El líder laborista, Keir Starmer, criticó que acabe su etapa con un «espectáculo patético», mientras que el líder nacionalista escocés del SNP en los Comunes, Ian Blackford, exigió elecciones anticipadas, una idea que Johnson descartó.

Los ministros que presentaron su renuncian también tuvieron duras palabras para el jefe de gobierno, cuestionando su honestidad.

Ante a los diputados, Sajid Javid se mostró convencido de que Johnson no cambiaría: «ya basta», lanzó, antes de que algunos diputados corearan un «adiós Boris» lanzado por uno de ellos.

Javid subrayó que los británicos tienen derecho a esperar «integridad de su Gobierno».

Presión en Downing Street

Johnson reemplazó rápidamente a los dos renunciantes pero las salidas se sucedieron en cadena. Cinco secretarios de Estado anunciaron conjuntamente su renuncia y pidieron la de Johnson. Casi cuarenta ceses dejaron a Johnson al borde del hundimiento.

Su supervivencia política pendía de un hilo y la puntilla parecía ser la visita de varios ministros que le plantearon que dimitiera. Grant Shapps, (Transporte), Priti Patel (Interior), Nadhim Zahawi (Finanzas-recién nombrado), Anne Marie Trevelyan (Comercio Internacional), Kwasi Kwarteng (Comercio), Brandon Lewis (Irlanda del Norte) y Simon Hart (Gales) fueron pasando por Downing Street para intentar convencerle. Incluso uno de sus fieles, Michael Gove (Vivienda) le pidió que se fuera.

En cambio, la ministra de Exteriores, Liz Truss, que suena como sustituta en Downing Street o Dominic Raab (Justicia) parecían secundar a Johnson. Según una encuesta de Savanta ComRes publicada ayer, el 72% de los británicos cree que debería renunciar.

Ya muy debilitado por el escándalo de las fiestas de Downing Street durante la pandemia, Johnson sobrevivió a un voto de censura de su propio campo hace unas semanas en el que el 41% de sus diputados le retiró la confianza. Tampoco los reveses electorales en las recientes legislativas parciales y locales hicieron rectificar al primer ministro. Los conservadores maniobran para cambiar la regla actual que le protege de otra moción durante otros once meses.

Downing Street rechaza el referéndum en Escocia

En un momento en el que se encontraba acorralado por las críticas, las dimisiones y las peticiones desde el propio Gobierno de una renuncia que parecía próxima, Boris Johnson expresó el rechazo a autorizar a la ministra principal escocesa, la nacionalista Nicola Sturgeon, celebrar un referéndum de independencia en Escocia en la fecha propuesta del 19 de octubre de 2023.

Downing Street difundió una carta en la que argumenta que «no es el momento» de celebrar esa consulta, después de la que ya se organizó en 2014, que ganaron los partidarios de la permanencia en el Reino Unido.

En respuesta, Sturgeon aseguró en Twitter que «Escocia tendrá la oportunidad de elegir la independencia», si no en ese referéndum, «a través de unas elecciones generales» plebiscitarias. «La democracia escocesa no será prisionera de este ni de ningún otro primer ministro», añadió la ministra principal escocesa.

Sturgeon y Johnson abordaron el tema del referéndum el lunes y el primer ministro dijo que respondería «a su debido momento».

La líder del Partido Nacional Escocés anunció en junio que pediría la aprobación del Ejecutivo británico pero, sabiendo que le sería denegada, al mismo tiempo legislaría para organizar ese plebiscito. Esa legislación está siendo analizada ahora por el Tribunal Supremo británico. GARA