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PUERTO PRÍNCIPE

Un año después del magnicidio, Haití sigue sumido en el caos

Un año después del magnicidio del presidente de Jovenel Moise, cuya investigación sigue en punto muerto, Haití continúa sumido en la grave crisis política, económica y social que ya enfrentaba entonces y a la que se ha sumado el incremento de la inseguridad.

Una mujer rinde homenaje a Jovenel Moise.
Una mujer rinde homenaje a Jovenel Moise. (Richard PIERRIN | AFP)

El 7 de julio de 2021, Haití se despertó con la noticia de que un comando de 28 mercenarios acababa de matar a su presidente, Jovenel Moise, en su residencia privada, a la que accedieron con sin encontrar resistencia. Desde entonces, la Presidencia está vacante y no hay fecha para elegir sucesor.

Un año después, la investigación, con un amplio dosier sobre su planificación, financiación y ejecución, aunque sin aclarar todavía quién, cómo y por qué fue planeado, financiado y ejecutado, está estancada y el país más empobrecido de América sigue sumido en un sinnúmero de crisis, sin asomo de progreso ni de ayuda internacional.

Más de 40 personas, incluidos 18 exsoldados colombianos y el supuesto autor intelectual, el médico Emmanuel Sanon, han sido detenidos, pero el entorno de Moise reitera que los responsables siguen libres. En EEUU están siendo investigados el exmilitar colombiano Antonio Palacios, el haitiano-chileno Rodolphe Jaar y el exsenador haitiano John Joel Joseph. Y Turquía ha rechazado extraditar a Haití, que apelará la decisión, al empresario Samir Handal.

Cinco jueces han estado a cargo de la investigación en Haití, sin progresos y sin que se haya presentado ninguna acusación formal.

Si la Justicia haitiana es conocida por su lentitud, la posible implicación del primer ministro, Ariel Henry, designado solo dos días antes del magnicidio, ha ralentizado aún más la investigación. Henry es sospechoso de haber mantenido conversaciones telefónicas con uno de los principales investigados pocas horas después del atentado. No acudió a la citación fiscal, destituyó al magistrado y nombró un nuevo ministro de Justicia, Berto Dorcé, al que la familia de Moise vincula con los oligarcas a los que se enfrentaba.

Crisis socioeconómica.

Si la investigación del magnicidio está estancada, la situación sociopolítica y económica del país no parece mejorar desde entonces y el caos es mayor. Moise dejó atrás una economía moribunda, pero la inflación se ha duplicado con creces hasta alcanzar el 27,5%.

A ello se suma una situación de inseguridad marcada por la multiplicación de los secuestros y el corte en dos del país por la guerra de bandas que luchan por el territorio, un panorama que hunde a los haitianos en una situación social de desesperación y al borde de la catástrofe humanitaria.

Antes de la muerte de Moise, 4,3 millones de haitianos sufrían inseguridad alimentaria. Hoy son 4,5 millones.