Gloria REKARTE
Expresa
AZKEN PUNTUA

Gestaciones

Fotografía 1: un hombre, desnudo entre las piernas de la mujer que acaba de dar a luz, recoge a la criatura y la pone contra su pecho mientras otro hombre le abraza y contempla al recién nacido. Los dos sonríen felices: acaban de ser padres. La mujer, sin rostro, solo unas piernas aún abiertas, se estira intentando acariciar la mano diminuta y arrugada del bebé.

Fotografía 2: Un hombre empuja la silla de ruedas en la que una mujer muy sonriente y con bata de hospital, presenta a un recién nacido al resto de la familia. En una fotografía anterior, la mujer de la bata retiraba, también con una sonrisa espléndida, al bebé de entre las piernas de su madre.

En esta vida se puede alquilar casi todo; el piso, el traje de novia, el apartamento de verano; una habitación, un esmoquin, un coche… Pero un vientre, no. No es un objeto que alguien tiene en depósito y del cual se desprende, dinero mediante, para que otro alguien le dé utilidad. Un vientre es la mujer que lo siente, que lo vive, que lo alimenta, que se duele. Un vientre es una mujer. Gestación subrogada puede ser un término más políticamente -ya que no humanamente- correcto. Pero ningún término va a evitar que sea lo que es: utilizar a una mujer, entera, cuerpo y mente, inseparables, indivisibles, como se utiliza un envase de plástico: usar y desechar.