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FAYEZ ELEMARE
Responsable de Relaciones Internacionales del sindicato ILCU en Gaza

«Si las cosas siguen así, o empeoran, los jóvenes reaccionarán con violencia»

La Unión Independiente de Comités Obreros Palestinos (ILCU) en Gaza, es un sindicato independiente y anticapitalista que, por medio de la resistencia pacífica y de las acciones directas en la calle, pretende mejorar las condiciones de los trabajadores palestinos, en una sociedad, la de Gaza, condicionada por el bloqueo israelí, y por la autocracia de Hamás.

(GARA)

Fayez Elemare es un sindicalista que lucha por los derechos de los trabajadores y del pueblo palestino en la Franja de Gaza, desde una posición independiente tanto de la Autoridad Palestina como de Hamás. Vive en el campo de refugiados de Jabalia, en el norte de la franja de Gaza. Vive a quince minutos de la frontera con Israel, en el campo de refugiados más grande de Palestina, en uno de los núcleos con mayor densidad demográfica del mundo.

Dirigente de la Unión Independiente de Comités Obreros Palestinos (ILCU), actualmente ostenta el cargo de vicepresidente en Gaza, un territorio palestino que sigue padeciendo el brutal bloqueo israelí que ahoga a un millón y medio de habitantes, impidiéndoles el acceso a productos básicos. Junto a ello, el bloqueo provoca también un retroceso en las condiciones laborales y de vida de los obreros palestinos. Así, la tasa de paro en Gaza supera el 42% y que el 80% de sus habitantes se sitúa por debajo del umbral de la pobreza.

Elemare visitó Euskal Herria invitado por el sindicato abertzale LAB para informar sobre la situación de la clase obrera en Gaza y en el resto de Palestina. Aprovechó la ocasión para compartir con GARA sus reflexiones, para denunciar la ocupación israelí y la hipocresía occidental que la guerra de Ucrania ha evidenciado.

¿Cuánto tiempo puede resistir la población la terrible situación que ha creado Israel en Gaza?

Durante más de 75 años el pueblo palestino viene luchando contra la ocupación colonialista. Acumulando una rica experiencia común de resistencia y de supervivencia ante esa situación. Esa dura realidad, el hecho de no tener un sitio a donde ir nos lleva a «inventar» cómo estar en nuestra propia tierra. Es muy importante la cultura y las relaciones familiares. El apoyo mutuo entre familias y miembros de la comunidad, tejiendo redes de solidaridad, posibilita esa resistencia a la ocupación. Es de destacar el papel de la mujer en esta coyuntura.

Describa cuál es la situación actual en Gaza

La situación es muy mala. El bloqueo continuo y las restricciones económicas están ahogando a nuestro pueblo. El desempleo afecta a más de la mitad de la población con especial incidencia entre los sectores más jóvenes. Además, cerca de un 80% viven bajo el umbral de la pobreza. El actual conflicto en Ucrania también afecta a Palestina, con un importante aumento del precio de los productos alimentarios. Estamos en un círculo vicioso criminal: bloqueos y ataques, imposibilidad de trabajar, muchas dificultades para adquirir productos por falta de salarios, lo que nos condena a una lucha diaria por nuestra supervivencia. La situación de sectores como la agricultura y la pesca es catastrófica e insostenible. El desempleo, la pobreza, la carencia de infraestructuras básicas, el acceso al agua o a la electricidad… los resultados de la guerra económica también se dejan sentir sobre la población. Se hace indispensable la solidaridad del mundo. Apoyar a Gaza en proyectos educativos, sanitarios y de vivienda. Necesitamos fuentes de financiación para poder ir recuperando la destrucción generada durante tantas décadas de agresiones y ocupación militar. Quiero resaltar que entre las consecuencias más graves de esta situación se encuentran las mujeres palestinas que están viendo cómo sus derechos son afectados negativamente.

Hace unos años se inició la protesta pacífica en torno a la Gran Marcha del Retorno, se logró presionar a Israel y se puso el foco del derecho al retorno en la escena internacional… ¿Cómo se ha desarrollado la campaña?

La desesperada situación generada por el bloqueo llevó a la población palestina a salir a la calle en demanda de derechos básicos, y también buscábamos a través de esta propuesta visibilizar nuestra situación. Se trataba de un movimiento organizado de resistencia popular. Una resistencia en Gaza de forma pacífica, que después de analizar la coyuntura, decidimos que era necesario hacer algo ante la grave situación que vivíamos. El movimiento sigue activo aunque haya decaído algo la movilización, seguimos trabajando en nuevas protestas para buscar una solución política. El derecho al retorno es clave en la resolución del conflicto. Con este movimiento además de intentar acabar con el bloqueo, buscábamos volver a situar en el centro del debate político el derecho al retorno, porque Israel sigue intentando ignorar o negar el mismo. Hemos logrado poner en énfasis nuevamente en el derecho del pueblo palestino a volver a sus ciudades y pueblos.

¿Cómo valora el papel de la llamada comunidad internacional hacia Palestina?

A nivel de gobiernos ha habido cierto apoyo y también a nivel social de los diferentes pueblos en el mundo, sin embargo, debería haber más apoyo. Hemos visto durante mucho tiempo la política de doble rasero que muchos gobiernos de Occidente aplican sin ningún rubor hacia Palestina, mostrando su hipocresía hacia el pueblo palestino. Las continuas violaciones de derechos humanos de Israel no tienen el mismo tratamiento que por ejemplo, los acontecimientos de estas semanas en Ucrania. Las muertes de periodistas a manos de Israel, los y las palestinas que mueren por desatención médica en los check points son tan sólo unos ejemplos de esta política. Quiero agradecer la oportunidad que nos ofrece LAB para hablar y mostrar a Euskal Herria lo que ocurre en Palestina. Es importante la solidaridad internacional, pero sobre todo es importante que los pueblos manden delegaciones a Palestina para ver de primera mano lo que allí ocurre. Os pediría que presionaséis a vuestros gobiernos para acabar con la colaboración y complicidad de la ocupación de Israel. Es importante de cara al apoyo político y solidario, pero es también importante poner en marcha proyectos y grupos de solidaridad en Gaza, que nos permitan crear empleo, rebajar las tasas de pobreza y volver a empoderar a la mujer palestina.

¿Y el mundo árabe?

Hay que diferenciar entre los pueblos y los gobiernos. La situación es mala con algunos de esos gobiernos árabes, sobre todo con la normalización que están llevando a cabo algunos en las relaciones con Israel. Por ejemplo, algunos países árabes están abriendo las puertas a los colonizadores de Israel eximiéndoles de visas, mientras que el pueblo ocupado de Palestina sigue estando obligado a las mismas.

¿Qué perspectivas de cara al futuro puede afrontar el pueblo palestino?

No me gustaría que esta situación se prolongase en el futuro. La Unión Europea en el pasado ha desempeñado un rol más importante, presionando a Israel para cumplir los acuerdos, incluso llegaron a acoger negociaciones en Noruega o en el estado español. También era importante en el pasado el apoyo financiero desde algunos estados de la UE. Sin embargo, en los últimos tiempos estamos viendo un importante recorte de estas ayudas que ha sido un importante soporte para que la sociedad palestina pueda cubrir alguna de sus necesidades más básicas. La comunidad internacional debería intervenir para acabar con la opresión y ocupación de Israel. Debe tener claro quién es la víctima y quién el opresor. La comunidad internacional debería tener un rol más activo para presionar al gobierno de Israel y poner fin al bloqueo de Gaza y la ocupación y explotación de Palestina por parte del proyecto sionista. Si las cosas siguen así, o empeoran, el futuro que se presenta para las nuevas generaciones es bastante pesimista. Las divisiones partidistas dentro de las organizaciones palestinas no ayudan a la organización política de estas generaciones. Ante la total represión de Israel, muchos de estos jóvenes han empezado a reaccionar de manera individual, respondiendo a la violencia diaria de Israel con acciones violentas.