EDITORIALA

La coyuntura económica, llena de incertidumbres

Los costes de la construcción en la CAV descendieron en el mes de julio un 0,7% con respecto al mes anterior, según los datos que hizo públicos ayer Eustat. Sin embargo, en relación con el mismo mes de año pasado, los precios han crecido algo más de un 10%, aunque sus componentes han tenido una evolución desigual: mientras los materiales han subido por encima del 12%, el alza del coste del trabajo no ha llegado al 6%. Como suele ser habitual, y aunque la patronal siempre ponga el grito en el cielo, los salarios han crecido mucho más lentamente que el resto de precios y son los que más tarde alcanzarán a compensar la subida en el coste de la vida, si es que llegan a igualarla.

El dato coincide con noticias que informan de que, por ejemplo, la UPV tendrá que volver a sacar a concurso la construcción de la facultad de Medicina de Bilbo tras la renuncia de las empresas contratistas a causa del alza de los precios, que ha hecho económicamente inviable la ejecución de la obra. A estos desistimientos hay que sumar las licitaciones de obra pública que han quedado desiertas, al no haber ninguna empresa que haya querido asumir los trabajos. Sin duda, la subida de los costes trastocará los planes de muchas empresas e instituciones, pero la principal consecuencia será que obligará a retrasar obras y proyectos. En el ínterin es posible que alguno llegue incluso a redimensionarse y se adapte a la actual coyuntura, cada vez más marcada por la escasez de recursos, al tiempo que se ajusta a las necesidades reales y no a los cálculos electorales que abundan en el último año de legislatura. En cualquier caso, tanto las instituciones como las constructoras poseen muchos más recursos para hacer frente a la subida de precios que la gente corriente; la evolución de los salarios da buen testimonio de ello.

Es arriesgado inferir a partir de un solo dato un cambio de tendencia. Que los costes de la construcción hayan bajado en julio tras una prolongada subida, poco dicen de su posible evolución futura del sector. La actual coyuntura está condicionada más por las incertidumbres que por las certezas, lo que obliga a que las decisiones sean mucho más meditadas.