Asier VERA SANTAMARÍA
TRAS LA MUERTE DE ISABEL II

Los últimos estertores del Imperio británico en el Caribe

Con la memoria de los millones de africanos trasladados para trabajar hasta la muerte en plantaciones al otro lado del mundo, sus herederos, los países del Caribe aún bajo la férula británica, lideran el frente que exige el final del testamentario mandato monárquico británico. Su ejemplo podría servir de inspiración a otras excolonias «blancas».

(Jonathan BRADY | AFP)

El Caribe aspira a ser republicano y soltar su lastre colonial de una monarquía británica que durante varios siglos trasladó a millones de africanos a esos países para esclavizarlos hasta la muerte. El fallecimiento de la reina Isabel II ha vuelto a despertar un sentimiento antimonárquico que lleva latiendo años en esta región del mundo, pero que ha pasado desapercibido.

El Imperio británico, considerado el más grande de la historia en superficie, entró en declive tras la Segunda Guerra Mundial y ello derivó en la independencia de India en 1947, lo que marcó el fin de la era colonialista. Le siguieron Sudáfrica, en 1961, y Malta, en 1964. Poco a poco, los países que habían dependido del poder monárquico se fueron desprendiendo de la influencia británica. Una tendencia que comenzó a extenderse a países del Caribe como Trinidad y Tobago, Guyana y Dominica que alcanzaron su independencia entre 1962 y 1978.

El último país en abrazar el republicanismo fue Barbados, que destituyó a la reina Isabel II como jefa de Estado proclamándose, el 30 de noviembre de 2021, como la república parlamentaria más joven del planeta.

La monarquía británica no ha hecho nada para intentar evitar la pérdida de estos países en su ámbito de influencia. Su actitud pasiva coincide también con el olvido histórico que ha tenido la Corona con respecto a estos países de las Antillas que desde hace años reclaman sin éxito a Reino Unido una disculpa y una compensación millonaria por el esclavismo que sufrieron entre los siglos XVI y XIX.

El refrán de «a rey muerto, rey puesto» no lo comparten algunas de las 14 naciones

del mundo donde, además de Reino Unido, el nuevo monarca Carlos III ejerce ya como jefe de Estado. Todos estos reinos forman parte de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth), un organismo fundado en 1926 que no cobró vida hasta 1949 y que trata de impulsar la cooperación política, económica y cultural entre los 56 países miembros que fueron colonias británicas, a excepción de Mozambique y Ruanda.

Tras alcanzar su independencia, algunos optaron por la monarquía constitucional, si bien con el paso de los años se cuestionaron esta decisión. Nueve de esos países se encuentran en América, donde algunos de ellos han aprovechado la muerte de la reina para elevar su voz a favor de una soberanía absoluta.

Reino Unido respetará su decisión y no piensa poner freno a estas aspiraciones.

El primer país que ha anunciado su intención de romper sus últimas cadenas

con el extinto Imperio británico ha sido Antigua y Barbuda, cuyo primer ministro, Gaston Browne, ha revelado que, en un plazo de tres años, se podría celebrar un referéndum para decidir si sigue los pasos de Barbados convirtiéndose en una república presidencialista.

Realmente, las consecuencias de desligarse de la Monarquía son mínimas, ya que el poder de la Corona en el Caribe es meramente simbólico y ceremonial y, además, el país continuaría siendo miembro de la Commonwealth. El rey no se involucra en la gestión gubernamental diaria, sino que en estos países existe la figura del gobernador general, que es un jefe de Estado de facto que actúa en nombre del monarca.

La reina Isabel II ya se tuvo que enfrentar durante sus 70 años de mandato a la independencia de los países que en su día estuvieron bajo el manto británico, si bien logró evitar el desmoronamiento total de su imperio ofreciendo su apoyo a la Commonwealth. Ahora, los 14 países que aún rinden fidelidad a la Corona británica han empezado a cuestionarla, entre ellos, Jamaica, que también prevé consultar a la población sobre la forma de Gobierno para la isla.

Las encuestas ya apuntan a que más de la mitad está a favor de sustituir al rey como jefe de Estado. Esas intenciones tiene San Vicente y las Granadinas, donde antes incluso del fallecimiento de la longeva soberana británica se registraron manifestaciones contra de la monarquía, a la que identifican con la esclavitud y la represión. Por eso, su primer ministro, Ralph Gonsalves, se comprometió a celebrar una consulta este mismo año o a comienzos del próximo. En la misma línea se sitúan Bahamas y Belice, donde se plantean hacer una consulta popular, si bien no han concretado ninguna fecha.

Este sentimiento republicano también se extiende a la otra parte del mundo, donde la Corona británica aún tiene poder. Es el caso de Nueva Zelanda, cuya primera ministra confía en ver el fin de la monarquía en su país antes de morirse, aunque no está en la agenda en el corto plazo. Australia ya preguntó a la población en 1999 si quería convertirse en una república, si bien ganó el «no» con casi el 55% de los votos.

La Corona británica aún cuenta con apoyos, aunque todo apunta a que cada vez serán menores, empezando por el Caribe.