GARA
BRASILIA

Acusaciones de corrupción y apelaciones al «voto útil» en la recta final electoral en Brasil

El presidente ultraderechista y candidato a la reelección en Brasil, Jair Bolsonaro, y el exmandatario progresista y favorito en las encuestas de cara a los comicios del próximo domingo, Luiz Inácio Lula da Silva, protagonizan las elecciones más polarizadas en la historia del país en medio de acusaciones mutuas de corrupción.

Lula lidera desde hace varios meses todos los sondeos, con cerca del 47% de la intención de voto, y llama al «voto útil» para intentar definir la contienda en primera vuelta restando apoyos al tercero en discordia, el aspirante del Partido Democrático Laborista, Ciro Gomes, y a la senadora de centroderecha Simone Tebet, quienes suman el 15%.

Mientras, Bolsonaro, con alrededor del 31%, lucha por reducir esa diferencia para intentar forzar una segunda vuelta, prevista para el 30 de octubre en caso de que ningún candidato obtenga más de la mitad de los votos el domingo.

Ambos tienen dividido en dos a Brasil y las últimas encuestas dejan claro que la polarización hace inviable que prospere cualquier otra candidatura, por lo que Lula y Bolsonaro ya no se disputan los pocos indecisos (el 4%) sino el «voto útil» de aquellos que no quieren desperdiciar su sufragio en terceros candidatos (un 13%).

Ayer, Ciro Gomes aseguró que mantiene su candidatura presidencial al tiempo que denunciaba una campaña «inmoral» que exige su renuncia para favorecer a los dos favoritos, a los que calificó de «corruptos y demagogos».

Ataques mutuos

A una semana de las elecciones, Lula y Bolsonaro arreciaron en sus acusaciones mutuas de corrupción. El primero arremetió contra el actual presidente por su pésima gestión de la pandemia del covid-19, las investigaciones por corrupción en las carteras de Salud y Educación bajo su mandato y las sospechas en torno a las operaciones inmobiliarias de sus familiares. Además, acusó al exmilitar de controlar el Ministerio Público y la Policía Federal para protegerse.

Por su parte, Bolsonaro, que acostumbra a llamar «ladrón» y «expresidiario» a Lula, sigue explotando los casos de corrupción que han salpicado a los Gobiernos del PT.