Mikel INSAUSTI
DONOSTIA
CRÍTICA: «LA CHICA SALVAJE»

Melodrama sureño con heroína superviviente

Son muchas las actrices que se quejan de que a partir de cierta edad dejan de llamarles dentro de la industria de Hollywood, pero las hay que, sabedoras de ello, prefieren reconvertirse a tiempo. Es el caso de Reese Witherspoon, que ha emprendido una exitosa carrera como productora, y demuestra muy buen ojo al haber adquirido los derechos del best-seller de Delia Owens “Where the Crawdads Sing” (Donde cantan los cangrejos) para llevarlo al cine. A pesar de lo accidentado del rodaje en las marismas de Louisiana, el presupuesto no ha llegado a los 25 millones de dólares, y la película ya va camino de recaudar los 150. Salvando las distancias, su repercusión como melodrama sureño para un público femenino amplio se puede comparar con la que en su día alcanzó “Tomates verdes fritos” (1991).

Lo que cambia es la lectura feminista que se deja sentir con un mayor énfasis en el tratamiento del personaje literario. La cineasta Olivia Newman había abordado en su ópera prima “Mi primer combate” (2018) el mundo de la lucha libre femenina, y en su segundo largometraje apuesta también por una heroina fuerte, una superviviente inspirada en la figura de la autora del libro, la conservacionista y zoóloga Delia Owens, que se educó en la naturaleza salvaje. En la ficción Kya Clark, interpretada de joven por Daisy Egdgar-Jones y de niña por Jojo Regina, crece sin familia y sin escolarizar en un ambiente asilvestrado, recolectando y vendiendo mejillones.

El relato está narrado en dos tiempos que ocupan dos décadas de mediados del siglo pasado, ya que hay un presente relativo a las sospechas criminales que recaen sobre la protagonista a raíz de la muerte de un chico influyente con el que se le relaciona, y el pasado de abandono que marca el mal trato que recibe siempre de los hombres.