La primera ministra británica, Liz Truss, recurrió ayer a lo que prácticamente son sus últimos cartuchos ante una posible pérdida del cargo solo 38 días después de asumirlo.

Por una parte, cesó a su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, uno de sus más fieles aliados, y, por otro, renunció a uno de los pilares de su plan fiscal, asegurando actuar a la orden de los mercados y para intentar calmarlos.

«Está claro que partes del ‘minipresupuesto’ (que presentó Kwarteng el 23 de septiembre) fueron más lejos y más rápido que lo que los mercados esperaban», afirmó Truss en una giro de 180 grados sobre lo que había prometido desde que asumió como primera ministra, el 6 pasado de septiembre.

Por ello, decidió mantener la subida del impuesto de sociedades del 19 al 25% que el anterior Ejecutivo de Boris Johnson había anunciado, pese a haberse comprometido a anular el alza. La subida permitirá recaudar 18.000 millones de libras adicionales (20.700 millones de euros), que utilizarán para enjugar la deuda a medio plazo. El plan de Truss preveía recortes fiscales por valor de 45.000 millones de libras que no han convencido al entorno financiero ni al político y que, ha puesto a la libra contra las cuerdas. La primera ministra ya se vio obligada a retirar en cuestión de días la propuesta para rebajar del 45 al 40% el impuesto sobre la renta para las grandes fortunas.

Pero ha convertido a Kwarteng en el chivo expiatorio para esquivar la tormenta a pesar de que se trata del fiel compañero con el que redactó, en 2012, el manifiesto ultraliberal para Gran Bretaña y su mano derecha en el partido. Es el segundo titular de Finanzas que menos tiempo ha estado en el cargo.

Aplacar al partido

Para reemplazarlo, la primera ministra ha buscado a un Jeremy Hunt que encarna el establishment conservador. Exministro de Cultura, Sanidad y Exteriores, salió del Gobierno tras su derrota ante Boris Johnson en otra de las luchas por el liderazgo tory.

«Tenemos que actuar ahora para asegurar a los mercados que tenemos responsabilidad fiscal», afirmó Truss en una breve rueda de prensa antes de añadir que hará «lo que sea necesario» para conseguir que la deuda caiga en el medio plazo. Pese a todo, y a los aplausos del FMI a la rectificación, al cierre del mercado bursátil, la libra esterlina perdía un 0,68% respecto al euro y un 1,08% frente al dólar.

Pero ni el giro ni el nombramiento de Hunt parece haber aplacado a los propios compañeros del Partido Conservador. Algunos piden ya la cabeza de la primera ministra y, según “The Times”, hay un plan en la sombra para sustituir a Truss por un tándem de líderes: los diputados Rishi Sunak y Penny Mordaunt. La prensa británica especula con que a Truss apenas le quedan algunos días.